Energía limpia y descarbonización, principales motores de la transición verde

La crisis climática es el reto más importante al que se enfrentan las generaciones actuales y futuras. Así lo confirman los datos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), según los cuales entre 3,3 y 3,6 millones de personas viven en zonas altamente vulnerables al cambio climático. En respuesta a este reto, está surgiendo un escenario en el que los países, sobre todo los de la UE, se comprometen cada vez más a alcanzar la neutralidad climática y pasar a una economía de emisiones cero para 2050. El objetivo de un mundo climáticamente neutro allana el camino a estrategias empresariales diseñadas para fomentar reducciones significativas de las emisiones de carbono y facilitar la transición.

La creciente presión reguladora y un marco legislativo en evolución, ponen de relieve un contexto en el que la descarbonización de las operaciones ya no es una opción, sino una necesidad, y en el que la sustitución de los combustibles fósiles por fuentes de energía renovables, incluido el hidrógeno verde como principal vector de energía limpia, es la base de un proceso de innovación sostenible a varios niveles. No sólo en términos de mayor armonía y protección medioambiental, la plena generación y suministro a partir de fuentes de energía renovables y bajas en carbono garantiza una mayor estabilidad y seguridad para todos.

Las empresas tienen hoy una oportunidad única de acelerar el desarrollo de nuevos modelos de negocio para dar vida a este proceso, fomentar la innovación sostenible y eficiente, con productos y servicios diseñados para responder a un mercado y unos consumidores cada vez más atentos, conscientes y concienciados con el medio ambiente, y sentar las bases de una industria respetuosa con el medio ambiente.

Pero, ¿cómo es posible garantizar que los sistemas eléctricos funcionen de forma segura para contribuir a una mayor difusión de la energía baja en carbono? El camino hacia la descarbonización de una empresa presenta varios retos, implica cambiar múltiples procesos y requiere la colaboración con un amplio abanico de partes interesadas. El primer paso para avanzar en esta dirección es la capacidad de adoptar una visión holística y realista de las operaciones de la empresa para comprender la naturaleza de los retos y la mejor manera de coordinar, probar y aplicar respuestas eficaces. Es necesario centrarse en una forma más colaborativa de hacer negocios, en la que los datos, las personas y los procesos se integren al máximo en un entorno digital en el que ingenieros y diseñadores puedan simular el impacto de sus decisiones sin tener que probarlas en el mundo real. Por ejemplo, con la plataforma 3DExperience. Pero hay muchos otros aspectos que las empresas deben tener en cuenta en sus esfuerzos por reducir las emisiones de carbono. El primero de ellos coincide con la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero mediante la electrificación de las operaciones empresariales en la medida de lo posible, aprovechando fuentes de energía verdes como las renovables o el hidrógeno. Concretamente, el hidrógeno verde, también conocido como GH2, es hidrógeno limpio que se produce dividiendo el agua en hidrógeno y oxígeno mediante electrólisis. Este proceso se alimenta íntegramente de fuentes de energía renovables como la solar, la hidroeléctrica, la mareomotriz y la eólica.

Según el Foro Económico Mundial, un sistema energético descarbonizado requiere tanto una electrificación limpia como combustibles bajos en carbono. Para alcanzar el objetivo de cero emisiones en 2050, la producción actual de hidrógeno debe descarbonizarse hasta unas seis veces su nivel actual. El hidrógeno verde, que no genera dióxido de carbono en la atmósfera, es un combustible potencial bajo en carbono con múltiples beneficios, como la seguridad energética, la competitividad industrial y la reducción de las emisiones de carbono. La puesta en marcha de iniciativas de energía limpia requiere la reducción de procesos intensivos en carbono de principio a fin y una gestión más precisa de los costes. Por tanto, todos los procesos a lo largo de la cadena de valor del hidrógeno verde, desde la producción hasta el almacenamiento y la distribución.

Pero los retos no se limitan a la capacidad de acelerar las operaciones eficientes desde el punto de vista energético y con bajas emisiones de carbono. A corto plazo, las empresas también pueden invertir en proyectos medioambientales y de descarbonización para compensar sus emisiones de carbono. Replantear las prácticas de trabajo en la empresa, haciéndolas más sostenibles, también puede ayudar a reducir los residuos y mejorar la eficiencia empresarial. Por último, está la aplicación de procesos de eliminación del carbono, extrayendo activamente carbono de la atmósfera mediante un enfoque natural, como la reforestación, o un enfoque de alta tecnología, como la captura directa del aire.

Medir y gestionar eficazmente las distintas formas de energía que se utilizan actualmente es clave para cambiar las operaciones existentes y hacer más eficiente el uso de la energía procedente de fuentes ecológicas. Un proceso que comienza con la integración de nuevas tecnologías y procesos como la Inteligencia Artificial, el Big Data, el software 3D, orientados a modernizar viejas infraestructuras e implantar otras nuevas en línea con los objetivos de sostenibilidad. Y no solo eso, sino que son muchas las iniciativas que las empresas pueden tomar para allanar el camino hacia la sostenibilidad.

En primer lugar, la electrificación: añadir más operaciones a las redes eléctricas significa aprovechar las fuentes de energía verdes y renovables. Del mismo modo, las baterías, el hidrógeno y otras formas de almacenamiento de energía pueden permitir una mayor flexibilidad en la red eléctrica, ayudando aún más a los operadores a utilizar soluciones de electrificación aprovechando el almacenamiento de energía. También es crucial identificar sistemas en los que las soluciones de reducción de energía puedan adaptarse y mantenerse a largo plazo, manteniendo los costes bajo control.

Con las soluciones tecnológicas adecuadas como los gemelos virtuales y los entornos de colaboración, las empresas pueden maximizar la eficiencia de los sistemas heredados y avanzar en la integración de nuevas fuentes de generación de energía con las redes existentes. Adaptar la producción y la distribución para iniciar un proceso de innovación sostenible es todo lo que se necesita para adelantarse a la evolución de la normativa, satisfacer los deseos cada vez más orientados a la sostenibilidad de clientes y consumidores, y avanzar hacia la consecución del objetivo de cero emisiones de carbono.