Los quebraderos de cabeza de la transición energética
El camino de la transición energética puede suponer auténticos quebraderos de cabeza en los próximos años. Un informe del International Energy Forum y S&P Global Commodity asegura que el sector del petróleo y del gas requerirá incrementar sus inversiones desde los actuales 500.000 millones de dólares hasta cerca de los 640.000 millones si se quiere garantizar el suministro en 2030.
Si no se consigue, el riesgo de una nueva crisis energética seguirá sobre la mesa en la medida que la reducción de la demanda de estos productos no acompañe la pérdida del ritmo en la inversión.
Las compañías petroleras han comenzado ya a provisionar los riesgos de reducción de demanda que va a suponer para sus negocios de refino medidas como la prohibición de los vehículos de combustión a partir de 2035 y siguen apostando por una mayor retribución de sus accionistas frente a la inversión en exploración y producción. La financiación de este tipo de operaciones tampoco está resultando fácil. La taxonomía europea y los exámenes climáticos de la banca hacen que la financiación se dificulte. Pese a esta situación surgen ya las primeras voces que aseguran que los fondos con inversiones climáticas no distan de los tradicionales en rentabilidad (Vanguard o Blackrock así lo han atestiguado) lo que podría drenar la llegada de capital a la transición energética. Por este motivo, resulta de vital importancia los anuncios de fuertes inversiones que se han lanzado a lo largo de las últimas dos semanas en España para acelerar esta transición. A mayor ritmo de instalación de capacidad, menor riesgo de suministro. Los recursos que ha aportado a las empresas esta situación de crisis deberían servir para facilitar esta transición. Ahora sólo queda que la regulación no se convierta en un lastre.