La termosolar busca una segunda vida en el nuevo Plan de Energía

La termosolar lleva diez años en secano. Desde 2013 no se ha instalado un solo megavatio en el país, algo sorprendente si tenemos en cuenta que un tercio de la capacidad mundial se encuentra en España. El sector espera que el Gobierno establezca medidas que ayuden a su despegue definitivo.

Los 2.300 MW de potencia termosolar instalados en España entre 2007 y 2013, distribuidos en un total de 49 plantas, colocaron a nuestro país en el número uno del mundo en capacidad instalada en este tipo de tecnología. Todo hacía presagiar que la termosolar iba a continuar una senda alcista; sin embargo, el cambio normativo que se produjo en 2013 para contener el déficit de tarifa acumulado, supuso un parón.

Si hasta entonces el marco jurídico y económico que regulaba la generación de electricidad con renovables en España había estado basado en un sistema de primas y tarifas reguladas, se pasó a una retribución específica basada en la consecución de una rentabilidad razonable de la inversión. El resultado es que, en la última década, no se ha añadido ni un solo megavatio de termosolar en España. A pesar de esta circunstancia, nuestro país sigue liderando a día de hoy el ranking mundial, con un tercio de la capacidad global instalada, actualmente del entorno de 7.000 MW.

En 2020 se produce una circunstancia que hace que el sector termosolar recupere la esperanza. El Gobierno envía a Bruselas el borrador actualizado del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030, cuya versión definitiva se adopta en marzo de 2021. Este documento, que define el plan de trabajo estatal en materia energética para la próxima década con el objetivo de avanzar en la descarbonización, prevé la instalación en España de 5.000 MW adicionales de potencia termosolar hasta 2030 que, unidos a los 2.300 MW existentes, supondría alcanzar 7.300 MW al final de esta década.

El Plan está, actualmente, en plena fase de revisión. Cada Estado miembro deberá presentar a la Comisión un proyecto de actualización del PNIEC antes del 30 de junio de este año. Desde el sector termosolar confían en que el objetivo que se establezca en el nuevo Plan de Energía sea consecuente con los incentivos regulatorios que permitan el despegue de esta tecnología. “Si las tecnologías renovables con respaldo no tienen los incentivos adecuados para que se puedan desarrollar, seguiremos garantizando la seguridad de suministro con tecnologías fósiles”, afirma David Trebolle, secretario general de Protermosolar.

El 25 de octubre de 2022 se produce un hecho muy ilusionante para el sector que, sin embargo, no da el resultado esperado. El Gobierno celebró una nueva subasta de renovables (la tercera) que ponía en liza 520 MW de potencia. La gran novedad es que, por primera vez, estaba incluida la termosolar con una reserva mínima de 220 MW. Sin embargo, la licitación de esta tecnología quedó desierta.

El balance que hizo el sector en ese momento fue que, a pesar del gran interés que había suscitado la convocatoria de la subasta, movilizando más de 700 megavatios de nueva capacidad en el sector termosolar, no se asignó ningún megavatio termoeléctrico al no disponer de visibilidad sobre la fecha a la que optar al punto de conexión, junto con el riesgo de ejecución del aval presentado en la subasta.

A este respecto, el secretario general de Protermosolar señala que el gran reto para futuras subastas es “trabajar en un nuevo diseño que permita ajustar los precios de reserva a los costes reales de la tecnología, ya que estas subastas pueden ser una oportunidad magnífica de sustitución de respaldo fósil equivalente y se tiene que leer en esos términos. El mercado, por sí mismo, ni da incentivos a la inversión ni estabilidad de ingresos que permita cubrir los costes de las tecnologías renovables con almacenamiento capaces de proporcionar el respaldo que necesita el sistema eléctrico, especialmente en ámbito nocturno”.

Descarbonizar con seguridad de suministro

Por su capacidad de generación nocturna, su almacenamiento térmico de larga duración (superior a 6 horas) y su capacidad de conexión síncrona, “la termosolar es la renovable con respaldo económicamente más factible del mercado y la alternativa perfecta a la generación con gas y carbón”, añade Trebolle.

De las 49 centrales construidas en España, 19 de ellas presentan almacenamiento. “Consideramos que se podría duplicar el almacenamiento actual, que está en 870 MW, y que viene reduciendo en torno a 240 millones de euros los ahorros en gas, alcanzando otros 200 millones más de ahorro”, indica Trebolle.

Otro claro ejemplo es su aportación a la descarbonización del sector industrial, que representa el 21% de las emisiones de gases de efecto invernadero en España. Teniendo en cuenta que el 75% de la demanda de la industria es en forma de calor y, de ese 75%, el 90% se consigue mediante la quema de combustibles fósiles, “la termosolar juega un papel clave para producir calor solar con origen renovable, consiguiendo así la descarbonización de los procesos industriales”.

Desde Protermosolar confirman que, en 2022, se han lanzado más de 20 proyectos termosolares de calor de proceso en España -cuya cifra se espera duplicar en 2023-, en los que el calor producido con la quema de combustibles fósiles es sustituido por calor generado con la tecnología solar térmica. Unos proyectos que destacan por su gran rentabilidad al presentar, algunos de ellos, paybacks entre dos y tres años.

Otra de las bondades de la termosolar es que puede ser el complemento perfecto de la fotovoltaica. En India y China, por ejemplo, están apostando por plantas con diseños híbridos donde se genera solo con fotovoltaica durante las horas diurnas y con termosolar durante las nocturnas. En estos países, además, están introduciendo la posibilidad de almacenar energía térmica en los depósitos de sales mediante calentadores eléctricos, lo que permite canalizar los vertidos de energías renovables hacia un almacenamiento de largo plazo, tanto con producción local como desde la red eléctrica. También se están planteando proyectos de hibridación en Chile, China, Sudáfrica, Bostwana, Namibia, etc.

En España, para maximizar la capacidad actual de red existente, la nueva regulación ha introducido el concepto de hibridación del punto de conexión. “En lugares donde ya exista generación conectada, siempre y cuando se respete la misma capacidad de conexión que tienes, puedes hibridar con otro tipo de tecnologías”, afirma Trebolle.

La termosolar se enfrenta a importantes retos este 2023. Aunque esta tecnología representa una cuota inferior al 2% en la potencia del sistema, añadir más termosolar a un mix energético renovable lo abarata, al permitir un menor uso de combustibles fósiles y una mayor tasa de penetración de renovables. De hecho, “esta tecnología ha reducido sus costes de manera extraordinaria en España, pudiendo hablar de una reducción por I+D+i del entorno del 50% de sus costes. Si se activasen nuevos proyectos, se impulsaría la senda de disminución de costes al incorporar las economías de escala y bancabilidad de los proyectos”, concluye Trebolle.