El Intercambiador de Moncloa apuesta por la geotermia y la solar

La terminal de transporte madrileña lleva meses funcionando con un sistema de climatización basado en ambas fuentes renovables, dos veces más eficiente económicamente.

Desde hace escasamente medio año, una parte del Intercambiador de Transportes de Moncloa, en Madrid, está climatizado con energía geotérmica alimentada de forma sostenible mediante placas solares fotovoltaicas.

Esto ha sido posible gracias a GeoBATT, un proyecto de Innovación de Sacyr cuyo objetivo principal consiste en el desarrollo de una nueva tecnología energética que abastezca a los sistemas de climatización de los edificios, basada en la hibridación del almacenamiento subterráneo de energía térmica (geotermia de baja entalpía) con el almacenamiento de energía eléctrica mediante baterías de flujo, con el fin de obtener edificios de consumo energético casi nulo.

Gracias a esta iniciativa, de la que también forman parte Energy Storage Solutions, la Universidad Politécnica de Madrid, la Universidad Carlos III y la Fundación IMDEA Energía, se han ejecutado varios sondeos geotérmicos en el subsuelo del Intercambiador de Moncloa para producir frío y calor para un espacio de 46.000 metros cuadrados.

En líneas generales, los datos recogidos hasta la fecha indican que el sistema geotérmico implantado en el Intercambiador de Moncloa es 2,25 veces más eficiente económicamente que el sistema anterior, basado en el enfriado por aire.

El proyecto, cofinanciado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), ha contado desde un principio con el apoyo del Consorcio Regional de Transportes de la Comunidad de Madrid (CRTM), organismo público que concentra las competencias en materia de transporte regular de viajeros en la Comunidad de Madrid, y que trata de potenciar la innovación en la gestión de sus infraestructuras.

Por el Intercambiador de Moncloa, cuyo 25 aniversario tuvo lugar en septiembre de 2020, circulan diariamente más de 125.000 viajeros y unos 32 millones al año. En él confluyen las líneas 3 y 6 de Metro, medio centenar de líneas de autobuses interurbanos que acceden a Madrid por la carretera de La Coruña (A-6), 2 líneas de autobuses de la EMT terminales y de paso por Moncloa, y algunas líneas de largo recorrido hacia la A-6.

Hay que tener en cuenta que la zona de espera de los viajeros está afectada por todo el calor que se genera desde el metro, los autobuses que operan en las dársenas de carga y descarga y, especialmente, por la insolación que calienta el asfalto en la superficie exterior, cubierta del propio intercambiador, por lo que se invierte mucho en climatización.

Descripción del proyecto

Respecto a la parte de la geotermia, se han realizado ocho perforaciones a 150 metros de profundidad y se ha instalado una bomba de calor de 100 kW de potencia térmica. Según explica Miguel Martín, gestor de Proyectos de Innovación de Sacyr Construcción, “la altura disponible en el túnel para las perforadoras era de cuatro metros, mientras que una torre estándar de perforación pequeña ya tiene entre siete y nueve metros, de manera que las perforaciones no han podido ser más profundas”.

Además, señala Martín, “hemos tenido que meter una ventilación mayor para evacuar los humos de los motores de la perforadora, lo que ha encarecido el proyecto respecto a una solución geotérmica tradicional perforando desde la superficie; sin embargo, la existencia de este túnel nos ha permitido perforar ocasionando menos molestias e impactos”.

Las enfriadoras son bombas de frío y calor que trabajan produciendo calor o frío, dependiendo de la estación del año en la que nos encontremos, y disipando el calor a la atmósfera.

Actualmente, cada enfriadora de 400 kW tiene 1,2 MW de frío aproximadamente. La idea del proyecto es escalar la instalación para dar en el futuro cerca de 1 MW de origen geotérmico, “pudiendo llegar a conseguir el 33% de toda la demanda de energía del Intercambiador de forma renovable”, apunta Martín.

Por otro lado, se han incluido unas baterías demostrativas de flujo líquidas (REDOX) para almacenar en el electrolito carga eléctrica y algo de carga térmica, es decir, se aprovecha el volumen de fluido como inercia o almacenamiento térmico.

Si todo va bien, afirma Martín, “en el futuro podríamos conseguir que mucha de la energía de climatización que consume un Intercambiador fuese renovable, proveniente de instalaciones fotovoltaicas o similares”. “A este respecto -añade- la energía térmica serviría para climatizar y la eléctrica para accionar los compresores de las bombas de calor y enfriadoras”.

Este proyecto demostrativo, que se ha convertido en la primera ubicación donde se hace hibridación de bombas de calor geotérmicas con baterías del flujo, consta de dos contenedores. “Uno con las bombas de calor que conectamos con los sondeos para aportar energía en forma de calor y frío. El otro, con las baterías recargadas de forma híbrida, tanto por red eléctrica en periodo de baja demanda como por la instalación solar fotovoltaica, se conectan al cuadro eléctrico y se podrían utilizar en el momento en que se necesiten, siendo esta energía 100% renovable”, señala Jack Antonio Witt, ingeniero del Departamento de Instalaciones de Sacyr Construcción.

Los módulos fotovoltaicos empleados son paneles monocristalinos JA Solar de 540 W que ofrecen mayor eficiencia y rendimiento. Cuentan con una estructura triangular de 15º y un inversor trifásico que se encarga de transformar la corriente continua en corriente alterna.

“Queremos que Geobatt sea un demostrativo para que los distintos Ministerios y Administraciones españolas vean la capacidad de Sacyr para replicar esta iniciativa en otras instalaciones subterráneas de la ciudad, con acceso a los fondos Next Generation EU”, afirma Martín.

De hecho, el proyecto del Intercambiador de Moncloa podría replicarse y hacerse más grande en estas mismas instalaciones, con más perforaciones y más bombas de calor o bombas de calor de mayor capacidad o potencia frigorífica.