La eólica ha sido la principal sufridora de los recortes

La fuerte penetración de renovables en España está provocando un importante incremento de los vertidos de energía verde para poder garantizar el suministro de electricidad en el país. Esta situación se produce cuando Red Eléctrica se ve obligada a desconectar algunas centrales renovables, que tienen que interrumpir su producción (lo que se conoce como curtailments) en zonas de la red donde se quiere inyectar más energía de la que las redes pueden soportar en condiciones de seguridad y estabilidad.

Concretamente, los vertidos en España han pasado del 0,1% al 1,2% de la energía, aunque lejos aún del 5% de una red eficiente que marca el reglamento europeo. No obstante estos curtailments no están uniformemente repartidos, ya que hay zonas de España que superan ampliamente este porcentaje, llegando incluso a valores próximos al 10% en algunos nudos de la red típicamente eólicos. El coste de los mismos supondría alrededor de 25 euros por hogar, ya que las restricciones técnicas ascendieron a 1.104 millones, un coste todavía modesto en comparación con el resto de Europa pero que puede registrar un fuerte incremento este verano y en los próximos años a medida que vaya creciendo la instalación de nuevas plantas de generación renovable si no se logra adecuar al mismo tiempo la demanda y la capacidad de evacuación de la red.

Concretamente, la energía renovable limitada o recortada fue de 82,6 GWh en 2022, de los que 78,5 GWh fueron eólicos. A la solar fotovoltaica se le recortó 0,2 GWh. Hasta el 31 de marzo de 2023, ya se han limitado 113 GWh renovables, de los que 106 GWh son eólicos. De esos 113 GWh, 72 GWh no se remuneran.

Esta situación está perjudicando tanto a los productores como al sistema en general, porque esa energía renovable que no se está pudiendo inyectar a la red y que se está desperdiciando, se tiene que generar mediante otras tecnologías fósiles en otros puntos de España que no están colapsados para compensar el balance entre generación y demanda.

Los curtailments están afectando, especialmente, a los parques eólicos más antiguos que no disponen de una electrónica de potencia que les permita parar de manera progresiva, de manera que cuando el operador del sistema les impone una consigna de parada, tienen que hacerlo de forma instantánea, y esto provoca roturas, averías y desgastes importantes de algunos componentes, obligando a invertir en su sustitución, lo que deja la puerta abierta a la necesidad de ir electrificando una mayor demanda, mejorando el acceso a la red y actualizando los parques eólicos más antiguos del mercado.