Cuando la energía renovable se convierte en un problema

La energía renovable se ha convertido a lo largo de estos tres primeros meses del año en un quebradero de cabeza. La creciente producción de energía solar y eólica en momentos de baja demanda está provocando que se esté -literalmente- tirando a la basura el 1,2% de la generación, según los datos del Ministerio de Transición Ecológica.

Aunque estas cifras entran dentro de lo que el Reglamento europeo considera un valor de vertido adecuado -como máximo debería estar en el 5%- supone la escenificación de una situación que irá creciendo con el paso de los meses y la entrada en operación de nuevas plantas de energías renovables.

Si en pleno invierno, con una producción fotovoltaica lejos de su máximo rendimiento, ya se están alcanzando estos niveles, el riesgo de que se produzcan un gran número de horas a precio cero en el verano se incrementa y con ello el impacto económico que supone para los promotores de las plantas.

A lo largo del año pasado hemos asistido a un fuerte debate sobre los llamados windfall profits de las eléctricas pero, si esta situación se sucede, cuál será la respuesta del Gobierno. ¿Se intervendrán los precios del mercado para garantizar la retribución de las plantas?

Lo más probable es que la respuesta sea que no. Quizá también habrá llegado el momento de retirar los topes de precios artificiales que el Gobierno puso en marcha para las renovables y que mientras en Europa acabarán este mismo verano, en España se pueden prorrogar hasta finales de año. Del impacto de esta situación en autoconsumo, baterías y cierres de plantas hablaremos otro día.