Biomasa, la gran aliada para la descarbonización de las industrias

Las industrias españolas cada vez están más convencidas de las ventajas de la biomasa para optimizar sus procesos productivos, conseguir importantes ahorros energéticos y mejorar su competitividad.

Las industrias españolas necesitan descarbonizarse, pero muchas de ellas tienen dudas ante el momento de incertidumbre global y energético que vivimos. El abanico de opciones para optimizar sus procesos productivos, reducir su impacto ambiental, lograr importantes ahorros energéticos y mejorar su competitividad es cada vez mayor, pero no todas ellas se ajustan a sus necesidades reales.

Una de esas opciones es la biomasa, una fuente de energía de origen renovable que, a pesar de su gran potencial en España -y a diferencia de lo que ocurre en otros países de Europa-, nunca ha jugado un papel relevante en el conjunto de las tecnologías limpias del país. No obstante, en los últimos tiempos ha logrado despertar el interés de ciertos tipos de industrias, algunas de las cuales ya han implementado o están empezando a implementar esta tecnología en sus fábricas.

Además de las diferentes medidas impulsadas por las distintas administraciones públicas españolas para promover el uso de la biomasa a nivel industrial, iniciativas como la que se ha puesto en marcha en Navarra el pasado mes de marzo, con la apertura de una oficina de la biomasa en las instalaciones del CENER en Aoiz desde la que ya se está dando respuesta a la gran demanda de información que ha surgido a nivel empresarial en cuanto al uso de la biomasa, dan una idea del grado de interés existente.

Las empresas podrán visitar la oficina o bien solicitar que personal técnico acuda a sus instalaciones para que puedan explicarles in situ los ahorros que podrían conseguir con la biomasa. Además, la oficina cuenta con una página web donde las empresas podrán calcular el ahorro energético que obtendrán si escogen esta tecnología.

Sin embargo, el mejor escaparate a la hora de tomar decisiones a nivel industrial (y, en realidad, en todos los ámbitos) es tener como referencia algún caso real. Un claro ejemplo es el de la empresa Nestlé España, que en los últimos años ha implementado distintas medidas de eficiencia energética en sus centros de producción, entre las que se encuentra la biomasa. Además, toda la energía eléctrica comprada para las fábricas de Nestlé en España es 100% renovable.

Uno de los proyectos más recientes ha sido la instalación de una caldera de biomasa en su fábrica de Cantabria (la primera caldera se instaló en la fábrica de Girona), que utiliza la cascarilla que se obtiene en el proceso de torrefacción del cacao como biocombustible para producir vapor que, a su vez, se convertirá en fuente de energía para el propio proceso de tostado de esta materia prima. Gracias a esta iniciativa, Nestlé fomenta la economía circular en sus procesos productivos. La caldera reducirá en unas 2.100 toneladas las emisiones de CO2 que se producen anualmente en la factoría y generará unas 12.250 toneladas de vapor al año.

Proyecto flexible

La empresa que se ha ocupado de todo el proceso es Bioenergy Ibérica, especializada en el diseño e instalación de plantas de biomasa para grandes clientes industriales, aunque focalizada principalmente en el sector agroalimentario, un gran consumidor de energía térmica y uno de los de mayor crecimiento en España.

De la mano de la gestora española Q-Impact, que recientemente ha formalizado su inversión en Bioenergy Ibérica a través de su fondo de capital riesgo Q-Impact II, la compañía salmantina pretende afianzar su posición en España con el desarrollo de varios proyectos en el país, aunque no descarta dar el salto fuera de nuestras fronteras. Actualmente, cuenta con un pipeline de proyectos por valor de más de 50 millones de euros en los próximos tres años, que se traduce en torno a los 20-30 MW de potencia.

“Actualmente, estamos ejecutando tres proyectos: una planta de biomasa para una industria de fabricación de muebles en Burgos, otro para una minería en Salamanca y uno de purines en una granja en Benavente de unas 1.600 madres para gestionar el purín y luego con el digestato hacer fertilizantes”, explica a elEconomista Alfonso Barbero, CEO de Bioenergy Ibérica.

La compañía también ha firmado recientemente una alianza con el Grupo Starnaliza, especializado en soluciones de externalización para la industria, para el desarrollo y ejecución de proyectos de biogás en el sector ganadero. “Hemos creado una división que se llama Starbiogás, a través de la cual vamos a intentar atacar al sector de las granjas en España con el objetivo de hacer en torno a 20 plantas de biogás en un año”, concluye Barbero.

Por su parte, Álvaro Guarner, socio de Q-Impact, ha querido resaltar que “el sector industrial es uno de los más difíciles de descarbonizar, por lo que es interesante aprovechar los residuos de sus propios procesos productivos para producir energía y reducir las emisiones de las calderas tradicionales de gas”.

“Intentamos invertir en compañías que vayan a tener un impacto, pero que venga acompañado de crecimiento y rentabilidad. En el caso de Bioenergy, hemos hecho un esquema muy flexible para la compañía. Hemos invertido para que tengan músculo financiero para crecer y hemos hecho una estructura en la que la compañía ofrece dos soluciones a sus clientes: una, hacerles la instalación y vendérsela y, otra, como en el caso de Nestlé, hacerles la instalación pero, en lugar de vendérsela, firmar con ellos un PPA o HPS, de manera que Nestlé paga a Bioenergy el calor que genera esa instalación y, encima, reutilizan sus subproductos”, finaliza Guarner.