Primagas impulsa la transición energética de la ‘España Vaciada’

Gracias a soluciones energéticas como el gas propano, el biopropano y el gas natural licuado, los negocios de las zonas alejadas de la red de gas pueden cubrir sus necesidades a un menor coste

El suministro energético es un factor clave en la competitividad de las empresas. Máxime cuando se trata de la España rural. El año pasado el Banco de España publicó un informe en el que alertaba de que 3.403 municipios, el 42% del total, sufren riesgo de despoblación. En Francia, Italia y Alemania, el porcentaje de localidades en esa situación es del 7%, el 4% y el 1%, respectivamente.

Esta realidad ha provocado que estos territorios tengan peores accesos a servicios básicos como la energía. De hecho, la red de gas natural no suele llegar al territorio rural. Para conseguir revertir esta situación, el desarrollo empresarial es esencial, ya que constituye un ancla para las poblaciones.

En este contexto, la limitación de acceso a la energía implica que tanto los habitantes de estas localidades como las empresas establecidas en las mismas se vean obligadas a consumir suministros más caros, ineficientes y contaminantes, como el gasóleo, el fuel o la electricidad.

Sin embargo, existen en el mercado fuentes de energía alternativas más sostenibles y económicas como el biopropano, el gas propano (GLP) o el gas natural licuado (GNL), que ofrecen todos los usos necesarios para negocios y hogares.

Por ello, Primagas apuesta por los beneficios de estas energías para facilitar el acceso a hogares y negocios de las zonas rurales, contribuyendo así a su desarrollo económico y garantizando al mismo tiempo un medio ambiente más limpio en estos territorios. Y es que estas fuentes de energía tienen un alto poder calorífico y generan menores emisiones de CO2 en relación a las convencionales. Por tanto, teniendo en cuenta que el futuro que se vislumbra pasa por una generación de energía más sostenible, el cambio hacia combustibles como el GNL o el biopropano facilitan la incorporación del campo a un contexto de transición energética y la libera de combustibles de alto impacto ambiental como, por ejemplo, el gasóleo.

Como recuerda el Banco de España en su informe, las manufacturas, la agricultura, el transporte y el suministro de energía eléctrica y de gas, sectores que representan aproximadamente el 25% del valor agregado bruto (VAB) de la economía, supusieron casi el 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero en 2019.

A este respecto, el organismo señala que los proyectos vinculados al desarrollo de fuentes de energía alternativas con elevado contenido innovador representan una oportunidad para el mundo rural y para las ciudades de menor tamaño. Esto es así en la medida en que estas iniciativas se podrían enmarcar en industrias con bajo nivel de implantación en la actualidad y que podrían florecer en nuevas localizaciones con baja densidad poblacional.

Una alternativa es posible

El gas propano es un gas licuado (GLP). Se trata de una fuente de energía de alta eficiencia y bajo carbono, mucho más sostenible y respetuosa con el entorno que otros combustibles convencionales, ya que reduce un 20% las emisiones de CO2 en relación al gasóleo y representa un ahorro de hasta el 40% en la factura energética.

Entre sus ventajas principales destaca que se trata de una energía que puede transportarse, almacenarse y consumirse prácticamente en cualquier localización del planeta. Este hecho lo convierte en la solución más cómoda y eficiente para hogares, negocios y empresas.

En el caso del GNL, su impacto medioambiental es mínimo, por lo que es una opción energética ideal para grandes consumos. De este modo, el GNL emite un 80% menos de monóxido de carbono que otros combustibles y evita completamente la emisión de partículas nocivas en su combustión. Además, representa una gran alternativa energética gracias a su importante poder calorífico.

Por otro lado, a diferencia del gas natural convencional, se mantiene en estado líquido, lo que permite almacenarlo en depósitos en zonas fuera de la red. De hecho, ocupa 600 veces menos espacio que en estado gaseoso. En este sentido, Primagas comercializa el GNL desde 2013 y su crecimiento está siendo imparable.

Entre otras razones, cabe destacar la gran cantidad de países productores de gas natural licuado, lo que permite garantizar su abastecimiento en el contexto actual. No en vano, está considerado por los expertos como la fuente energética con más proyección de futuro y va a tener un papel muy relevante en el mix energético gracias, precisamente, a las reservas mundiales de producto aseguradas.

El biopropano, una energía clave

El biopropano es químicamente idéntico al propano convencional, es decir, funciona con las mismas instalaciones y tiene las mismas aplicaciones. Sin embargo, a diferencia del gas propano convencional, el biopropano proviene de fuentes renovables y residuos orgánicos. De este modo, con el biopropano, se consiguen reducir hasta un 80% las emisiones de CO2 a la atmósfera en comparación con el propano convencional.

De hecho, es el único gas propano que cumple con la Directiva Europea de Energía Renovable (RED), lo que lo convierte en una opción más sostenible. Otra de sus ventajas, es que al ser químicamente idéntico al propano, un cambio completo de un producto a otro no requiere ningún ajuste en las instalaciones ya existentes.

A este respecto, Primagas se convirtió en 2020 en la primera empresa en lanzar en España el biopropano. Así, el 17 de septiembre de 2020 llegó el primer barco con biopropano al puerto de Barcelona, iniciando la venta de este producto en España. Teniendo en cuenta que, además de para hogares, el biopropano es compatible con las necesidades de calefacción, cocina, agua caliente sanitaria o calor para procesos industriales, la apuesta de Primagas por esta energía contribuye a la cohesión social y a generar actividad empresarial en estas áreas.

Dado que la energía tiene un papel clave para lograr el éxito en el mundo empresarial, el biopropano, como fuente energética limpia y al alcance de todos, permite a las comunidades rurales, con una ciudadanía que también se ve afectada por la pobreza energética, tener acceso a una energía sostenible.