España liderará la revolución de las renovables en Europa

Nos encontramos en un momento clave para el sector energético global, con un contexto geopolítico inestable, agravado por la guerra de Ucrania e incertidumbre en los mercados. En este escenario, los gobiernos europeos están trabajando a contrarreloj para diversificar sus fuentes de suministro y reducir la dependencia energética de Rusia y, en paralelo a este cambio de paradigma, están redoblando su apuesta por las renovables.

La estabilidad energética de Europa va a depender, más pronto que tarde, de las renovables, al margen del cumplimiento de los retos de descarbonización de cara a 2030 y 2050, que implica forzosamente un despliegue sin parangón de estas energías.

En concreto, en el caso de España, debe seguir trabajando para aprovechar esta tendencia y optimizar todo nuestro potencial. Somos pioneros en el desarrollo de tecnologías limpias, tanto eólica, como fotovoltaica y termosolar.

Entre las medidas para potenciar las energías renovables, el Gobierno de España lanzó en mayo de 2020 el Proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición, lo que implica la descarbonización de nuestro país para 2050 mediante bases jurídicas que apoyen está transición.

Asimismo, el Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC), del que se espera una revisión al alza en próximos meses, plantea inversiones público-privadas de 241.000 millones de euros entre 2021-2030, lo que supondría un incremento del PIB anual en 17.000 millones de euros, en caso de cumplirse.

Nuestro país tiene uno de los objetivos más ambiciosos de Europa en materia de energías renovables, con el objetivo de alcanzar una capacidad instalada combinada de unos 90 GW de energía eólica y solar fotovoltaica para 2030 (con un aumento de más de 40 GW en comparación con 2021). Somos el segundo país europeo que más energía eléctrica generó en 2021 a partir de eólica y solar, solo por detrás de Alemania, según datos de la Red Europea de Gestores de Redes de Transporte de Electricidad (ENTSO-E).

Sin embargo, estos objetivos (que algunos expertos consideran incluso demasiado tímidos) se están enfrentando a un importante obstáculo: este año se ha instalado menos del 1% de los proyectos tramitados que ya cuentan con permiso de acceso a red. Además, el ritmo de puesta en marcha de nuevas plantas está muy por debajo de los objetivos incluidos en el PNIEC.

Para alcanzar lo pactado por España con Bruselas, deberíamos acelerar la instalación de nuevas plantas al doble y el triple del ritmo al que se está construyendo en la actualidad. Concretamente, se deberían subastar 3.000 MW cada año de nueva generación renovable.

Por otra parte, las administraciones públicas deben enfrentarse al reto de solucionar la problemática respecto a los puntos de acceso y conexión. Red Eléctrica es consciente y está trabajando en su resolución, pero va por detrás de las necesidades actuales del mercado.

España dispone de las condiciones y recursos idóneos para el despliegue masivo de energías renovables: sol y viento, lo que ha generado gran interés entre los inversores. Así lo demuestra la 59 edición del informe Renewable Energy Country Attractiveness Index (RECAI) publicado por EY, que posiciona a España en el top 10 de los países con mayor atractivo inversor en este tipo de energías, subiendo puestos con respecto a anteriores ediciones.

Una vez alcanzada esta posición de liderazgo es fundamental mantenerla e incluso mejorarla, lo que solo puede venir de la mano de un entorno regulatorio estable que permita al capital privado, imprescindible para el desarrollo de tecnologías limpias, poder abordar sus inversiones con un horizonte de largo plazo.

En este sentido, también es necesario simplificar la burocracia. Para potenciar este desarrollo debe haber una aceleración de todo el proceso de tramitación de proyectos en el mercado. A pesar de que la Administración está intentando agilizar estos trámites, todavía son pasos tímidos que no garantizan su aceleración.

El interés que genera España como mercado de inversión en energías renovables lo demuestran las grandes operaciones que se han dado en los últimos meses. Entre ellas: Crédit Agricole Assurances y Energy Infrastructure Partners (EIP) firmaron un acuerdo para adquirir un 25% de Repsol Renovables por 905 millones de euros en junio de 2022. Por su parte, Q-Energy vendió en mayo su cartera de 4.500 MW renovables a la compañía eléctrica austriaca Verbund por 1.000 millones. Con esta transacción, Verbund se ha asegurado su entrada en el mercado energético español.

Un ejemplo de empresa extranjera que ha invertido en España recientemente es OX2, compañía sueca líder en energías renovables que, en los últimos años, se ha consolidado como uno de los players de referencia en Europa. La compañía, que cuenta con una cartera de proyectos limpios de más de 24 GW a nivel global, desembarcó en España en abril y aspira a liderar la evolución energética para promover la transición hacia un futuro más sostenible acelerando el acceso a la energía renovable a la sociedad. Y, por eso mismo, considera España como un mercado altamente atractivo y con sólidos fundamentos para proyectos eólicos y solares.

En definitiva, nuestro futuro es la energía renovable y tenemos todo a nuestro favor para que España lidere el desarrollo y sea una potencia energética mundial. Para lograrlo, gobierno, autonomías, administraciones públicas, inversores y empresas y todos los players del sector, debemos derribar las barreras que dificultan los procesos y centrarnos en reducir nuestra dependencia energética.