La UE, decidida a poner un límite al precio del petróleo ruso

La medida, aún por definir, no afectará a los Estados miembro que, por sus circunstancias particulares, necesiten importar petróleo crudo y productos petrolíferos de Rusia.

Han pasado ocho meses desde la invasión rusa de Ucrania. Además de la trágica pérdida de vidas humanas, la guerra está provocando graves perturbaciones económicas y financieras a nivel mundial, y supone una seria amenaza para la seguridad del suministro de energía y de alimentos a nivel global. Desde que se iniciara el conflicto bélico, el pasado 24 de febrero, la Unión Europea ha ido ampliando masivamente las sanciones contra Rusia, adoptando medidas sin precedentes con el objetivo de debilitar significativamente la economía de este país, privándole de tecnologías y mercados críticos, y conseguir estabilizar los mercados internacionales.

Una de las medidas más relevantes incluidas en el último paquete de sanciones (el octavo), adoptado el pasado seis de octubre por los Veintisiete, es sentar las bases legales para poner un límite al precio del petróleo ruso, en base al acuerdo alcanzado por los ministros de Finanzas del G7, además de restricciones en el transporte marítimo de crudo.

El tope de precios se aplicará, concretamente, al transporte de petróleo crudo y determinados productos petrolíferos a terceros países por vía marítima, así como a la prestación de servicios conexos. El mecanismo de limitación de precios, aún por definir, se basaría en un proceso de certificación que permita a los operadores de la cadena de suministro de petróleo ruso transportado por vía marítima, demostrar que se ha comprado a un precio inferior o igual al precio máximo. Actualmente, este combustible se vende alrededor de un 30% más barato en Asia que en Europa.

El tope al precio del petróleo no afectará a aquellos Estados miembro que, por sus circunstancias particulares o porque el suministro de petróleo crudo por oleoducto procedente de Rusia se vea interrumpido por motivos ajenos a su control, necesiten seguir importando petróleo crudo y productos petrolíferos procedentes de Rusia, aunque no podrán revenderlo a otros Estados miembro o a terceros países. Asimismo, podrían quedar exentos temporalmente del límite de precios algunos proyectos específicos esenciales para la seguridad energética de terceros países.

Antes de introducir ese límite de precios, el Consejo deberá tener en cuenta la eficacia de la medida en términos del resultado esperado, la adhesión internacional a dicha medida, así como su posible impacto en la Unión y sus Estados miembro.

La medida, que entraría en vigor a partir del 5 de diciembre de 2022 para el crudo y del 5 de febrero de 2023 para los productos refinados del petróleo, se suma a la tomada por la UE en materia energética el pasado 3 de junio dentro del sexto paquete de medidas contra Rusia, que obliga a los Estados miembro a eliminar, de manera ordenada, las importaciones de petróleo ruso y los productos derivados del petróleo transportado por mar, las transacciones en el mercado al contado y la ejecución de los contratos existentes. Además, los operadores de la UE tendrán prohibido asegurar y financiar el transporte de petróleo a terceros países a través de rutas marítimas.

El carbón también forma parte de las sanciones de la UE a Rusia. El pasado 8 de abril, el grupo de los Veintisiete aprobaba el quinto paquete de medidas entre las que destaca la prohibición de importar todas las formas de carbón ruso. Esto afecta a una cuarta parte de todas las exportaciones rusas de carbón, lo que representa una pérdida de ingresos de unos 8.000 millones de euros al año para Rusia, un golpe relativamente pequeño en comparación con los ingresos por gas y petróleo.

La medida del tope al precio del petróleo, señala Bruselas, “ayudará a reducir aún más los ingresos de Rusia, a abordar la inflación y mantendrá estables los costes energéticos y los mercados mundiales de energía a través de suministros continuos”. Tras conocerse la decisión, el Gobierno de Rusia ha planteado reorientar sus exportaciones de petróleo para reducir el suministro a los países que apliquen un tope al precio del suministro.

Otras sanciones comerciales

El octavo paquete de sanciones, introduce nuevas prohibiciones de importación de la UE por valor de 7.000 millones de euros, restricciones a la exportación de componentes y tecnologías clave, así como la privación de otros bienes y equipos específicos necesarios para la guerra. Tampoco se podrán prestar servicios de arquitectura e ingeniería, consultoría informática y asesoramiento jurídico.

Por el lado de las importaciones, se prohíbe importar, por ejemplo, productos de acero acabados y semiacabados rusos, maquinaria y electrodomésticos, plásticos, vehículos, así como ciertos productos químicos. En el caso de las exportaciones, se prohíbe la exportación de carbón, incluido el carbón coquizable que se utiliza en las plantas industriales rusas, ciertos componentes electrónicos que se encuentran en las armas rusas, elementos técnicos usados en aviación y ciertos productos químicos.

El mismo día que la UE aprobaba el octavo paquete de medidas contra Rusia, la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus socios (OPEP+), anunciaba un histórico recorte de la producción de petróleo. El cártel producirá, en principio, dos millones menos de barriles cada día desde noviembre, lo que supondría una reducción de la oferta global del 2%.

Por su parte, el presidente de EEUU, Joe Biden, ha anunciado nuevas acciones para fortalecer la seguridad energética, abordar la escasez de suministro y reducir los costes. Por un lado, se desprenderá de 15 millones de barriles de la Reserva Estratégica de Petróleo (SPR) y comprará petróleo crudo para la SPR cuando los precios estén por debajo o entre 67 y 72 dólares el barril. También ha pedido a las refinerías que reduzcan su margen de beneficio.