El precio de la luz ahoga a pymes y autónomos

Los dueños de tres negocios relatan a ‘elEconomista Energía’ cómo la aplicación de la ‘excepción ibérica’ ha triplicado sus facturas de electricidad en los últimos meses.

El 2022 está siendo un año especialmente complicado para los autónomos y pymes españolas, y las perspectivas no son nada halagüeñas. Uno de los problemas que más está afectando a muchos de estos negocios es el incremento de los costes de la energía.

El 63,2% de los autónomos ha visto cómo sus facturas energéticas han subido entre un 10% y un 40% este año respecto al anterior, mientras que el 22,2% ha experimentado alzas en sus recibos de más de un 40%, según el último barómetro elaborado por la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA). Por su parte, el último Indicador de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme) sobre la situación de la Pyme en España, indica que los costes de la energía (electricidad, gas, derivados del petróleo y suministro de agua) se han más que duplicado en un año, alcanzando un 113,7% interanual en el segundo trimestre de 2022.

El alza de los costes energéticos, unida a la de los combustibles para el transporte, la inflación, el encarecimiento de las materias primas o el incremento de los costes salariales, entre otros, están poniendo contra las cuerdas a muchos pequeños empresarios. En declaraciones a elEconomista Energía, José Luis Perea, secretario general de ATA, afirma que “uno de cada cuatro autónomos que abre su negocio a día de hoy, sabe que va a perder dinero”, de ahí que muchos hayan echado el cierre y otros estén barajando la idea de hacerlo si la situación no mejora. Los datos son preocupantes, sobre todo si tenemos en cuenta, tal y como recuerda Perea, “que venimos de una pandemia donde tres de cada cuatro empresas aún no se han recuperado”.

“Los altos precios de la energía está haciendo que muchas empresas empiecen a parar la actividad, sobre todo aquellas que consumen más energía, ya que no cubren los costes variables, pero esto también está afectando a muchas pymes, adaptando su estructura productiva”, afirma Francisco Vidal, responsable de Economía de Cepyme, a elEconomista Energía.

Por eso, añade, “es prioritario mantener las empresas en marcha y minimizar los ajustes de actividad y, sobre todo, los periodos sin actividad derivados de la situación actual de costes que hace inviable el funcionamiento de un número creciente de empresas, sobre todo, en la industria, ya que cada día que una empresa está parada, es más costoso su puesta en funcionamiento, al tiempo que pierde clientes cuya recuperación será muy difícil”. Una situación “especialmente preocupante en el sector industrial, donde competimos con países de otros continentes con costes energéticos inferiores”, concluye el representante de la Confederación.

La puntilla de la ‘excepción ibérica’

elEconomista Energía se ha puesto en contacto con los dueños de tres negocios del sector de la hostelería (a los que agradecemos su colaboración) para conocer de primera mano cuánto se han disparado sus facturas de electricidad en el último año (octubre 2021-octubre 2002) y cómo les está afectando.

En líneas generales, todos ellos nos hablan de un incremento progresivo de sus recibos, cuyo costes subieron con creces a partir de junio, cuando entró en vigor la excepción ibérica. El pago de la compensación de este mecanismo ha provocado que, según cuentan estos hosteleros a nuestra publicación, estén pagando actualmente entre dos y tres veces más por la electricidad consumida que hace un año, una situación que aseguran desconocían, ya que nadie les informó previamente de su existencia, y de la que se han enterado posteriormente a golpe de recibo.

María del Carmen abrió hace 16 años Xocolat’s, una pastelería delicatessen de 200 metros cuadrados en Castelldefels (Barcelona) que, antes de la crisis, llegó a tener hasta 13 empleados. Ahora solamente quedan cuatro. Para conservar el género que despacha a diario, cuenta con cámaras de frío y neveras, además de varios aparatos de aire acondicionado para regular la temperatura del local.

“En marzo de 2022 me cambié de Naturgy a Endesa porque me ofreció mejores precios; de hecho, el recibo de la luz me baja de 1.700 euros mensuales de media a 1.100 euros”, explica María del Carmen. El 20 de junio decide cambiarse a Repsol porque le mejoran la oferta, pero la sorpresa llega el 26 de septiembre. “Ese día recibo las tres facturas a la vez y veo que me han aplicado la excepción ibérica, de manera que, aunque mi consumo energético se ha reducido (900 euros al mes), el importe a pagar se ha duplicado y casi triplicado con respecto a lo que pagaba antes”, afirma la panadera.

Concretamente, detalla María del Carmen, “los importes de los tres primeros recibos emitidos ascienden a 2.108, 2.074 y 2.678 euros, respectivamente, de los que 695, 705 y 1.115 euros se corresponden con el impuesto”. El problema, añade, “es que a la hora de hacer el contrato, en ningún momento me informaron de que me iban a repercutir el tope al gas, ya que la normativa, tal y como me entero a posteriori, dice que debe aplicarse a todos los contratos nuevos del mercado libre a partir del 26 de abril”.

Después de mucho tiempo reclamando, “desde Repsol me reconocen la mala praxis y me ofrecen anular el contrato y hablar con Endesa para recuperar el contrato que tuve con ellos en su momento, asunto del que me estoy ocupando ahora”, afirma la hostelera.

7.000 euros de luz en solo un mes

Ricardo es otro de los afectados. Actualmente es dueño de cuatro restaurantes de comida italiana en la zona madrileña de El Corredor del Henares (uno en Coslada y tres en Torrejón de Ardoz) y de un local con obrador para reparto a domicilio, también en Torrejón. El coste de la luz en los cinco locales se ha incrementado en estos últimos doce meses, especialmente en el más grande de todos, ubicado en el municipio torrejonero, y del que nos aporta todos los datos.

El citado restaurante, de unos 500 metros cuadrados, cuenta con cuatro aparatos de aire acondicionado con bomba de calor, varias neveras distribuidas en las barras, la cocina y el cuarto frío, así como dos hornos, uno de ellos a gas.

“En 2021 pagamos, de media, unos 2.500 euros mensuales de luz. En enero y febrero de este año el recibo subió hasta los 3.000 euros al mes. En marzo, abril y mayo la media ya alcanzaba los 4.500 euros por recibo. En junio superamos los 5.500 euros y en julio y agosto estamos rondando los 7.000 euros mensuales por la electricidad consumida, de manera que, en tan solo un año, el recibo de la luz casi se nos ha triplicado”, detalla Ricardo. Concretamente, la factura de agosto fue de 6.960,75 euros, de los que 2.094 euros corresponden a la excepción ibérica, que les empezaron a aplicar desde junio.

Si a esto se le suma el incremento del coste de las materias primas que tienen que comprar para elaborar los platos que sirven en el restaurante, algunas de las cuales fluctúan al alza con tan solo una semana de diferencia, “la situación se complica bastante”, afirma Ricardo, que asegura que no está repercutiendo el incremento de costes a sus clientes. “Lo único que hemos hecho es subir nuestro menú semanal un euro, pero se trata de algo testimonial”.

Al igual que la dueña de Xocolat’s, el propietario de los restaurantes Chacabuco desconocía la medida del tope al gas, “porque nadie nos informó, de manera que, en los próximos meses, veremos recibos de la luz descomunales”, concluye Ricardo.

La indefensión del consumidor

El tercer testimonio es el de Cristina. Ella y su hijo Carlos son dos de los socios y gerentes del Brew Wild Pizza Bar, dos cervecerías artesanas en Madrid y Barcelona con oferta gastronómica basada fundamentalmente en la pizza casera.

En el caso de Madrid, cuyo local lleva abierto desde 2017, tienen un contrato de suministro de electricidad fijo con Iberdrola. Entre octubre de 2021 y mayo de 2022, los recibos mensuales oscilaban entre los 650 y 830 euros. Estos últimos fueron algo más elevados porque el local amplió su horario al público al acabar las restricciones por la pandemia. “El contrato nos vencía el 12 de junio, de manera que en el recibo de junio (con fecha de emisión 25 de julio) tuvimos que pagar 1.387,66 euros, de los que 248,06 euros corresponden al tope del precio del gas de los últimos quince días de junio por la energía consumida”, explica Cristina. A partir de ahí comienza la escalada. Los recibos de julio, agosto y septiembre suben hasta los 2.389,45, 2.552,30 y 1.927 euros, respectivamente, de los que 658,24, 872,84 y 505,89 euros corresponden al cargo normativo”, añade la propietaria.

En el local de Barcelona, “la situación ha sido poco menos que surrealista”, señala Cristina. “Tras una inversión de más de 230.000 euros por parte de todos los socios, inauguramos el 13 de marzo a las 6 de la tarde, pero nos obligaron a cerrar a las 23 horas, ya que al día siguiente el Gobierno decretó el estado de alarma por el coronavirus.

“Hasta finales de febrero de 2022, el contrato de luz lo tuvimos con Nace Energía que, posteriormente, cambiamos a Iberdrola debido a la falta de transparencia de la empresa en los datos que aparecían en los recibos, con emisiones de facturas que, en muchas ocasiones, eran semanales y donde los cargos y abonos fluctuaban constantemente sin ningún orden ni concierto”.

Tras el cambio le llegan las primeras facturas y comprueba que los importes son bastante más elevados que lo que estaban pagando en el local de Madrid por consumos similares, “de manera que, en junio de este año, hablo con la comercializadora y le pido un cambio de contrato. Me mejoran las condiciones, pero lo que no me dicen es que ese cambio va a llevar repercutido el coste del tope al gas, de manera que las facturas aumentan aún más a partir de julio, llegando a superar los 2.000 euros mensuales”, relata la hostelera.

Toda esta situación, concluye Cristina, “además de golpear gravemente la economía de nuestros negocios, provoca una situación de absoluta indefensión del consumidor, ante el desconocimiento del funcionamiento del mercado energético”.