El otro reto energético: ser sostenible y mantener el negocio

Mares de tinta se están escribiendo este año -en realidad, es un sector que nunca cesa de producir información- sobre qué podemos (o debemos) hacer para combatir el llamado “reto energético”. En una época marcada por la escasez de suministros, los altísimos precios y unas políticas demasiado inciertas, se nos insta a llenar el lavavajillas antes de ponerlo en marcha, a bajar la temperatura del aire acondicionado... ¡incluso a quitarnos la corbata! Sin embargo, poco se habla sobre qué pueden hacer las propias empresas de energía para dar ejemplo en un contexto tan incierto, en el que, como siempre, se encuentran en el punto de mira porque queremos que sean el ejemplo a seguir. La palabra “sostenibilidad” se pronuncia de modo constante, pero ¿qué es exactamente una empresa “sostenible” y qué le permite autodenominarse como tal?

En los últimos años, según el informe de EcoVadis Business Sustainability Risk and Performance Index 2020, uno de los temas más críticos para las empresas a escala global es la sostenibilidad: los inversores, los consumidores, los equipos ejecutivos y otras partes interesadas de la organización se han dado cuenta de que la responsabilidad corporativa no sólo construye un mundo mejor, sino que también impulsa el valor financiero. En concreto, más de la mitad (53%) de los responsables de compras que aplican políticas sostenibles aseguran que las métricas de compras de su organización han mejorado gracias a estas prácticas. Así lo indica el informe Aumentar el retorno de la inversión mediante la sostenibilidad y la digitalización, elaborado con EcoVadis, proveedor líder mundial de calificaciones de sostenibilidad.

Por otro lado, las empresas se están comprometiendo con Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como, por ejemplo, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, la eliminación de la esclavitud, la eliminación de los plásticos, la conservación del agua utilizada en la producción o el uso de energías renovables. Y las firmas energéticas no podían ser menos.

Pero ¿por dónde empezamos? Primero, habría que elaborar e invertir en un programa de sostenibilidad. Y quién mejor que el departamento de compras, que supervisa las relaciones con los proveedores y, por lo tanto, está en la posición adecuada para establecer requisitos de transparencia y sostenibilidad en la actividad de la cadena de suministro. Los volúmenes de compras pueden representar hasta el 60% de los ingresos de una organización, dependiendo de la industria.

El siguiente paso es elegir qué herramientas y métodos se utilizarán para recopilar y comprender el rendimiento de sostenibilidad de los proveedores. Indicadores cuantitativos fáciles, como las calificaciones, que se integran en una solución de compras, acelerarán los programas de compras sostenibles para que puedan impulsar un impacto real.

En una tercera fase, es necesario reducir riesgos en la gestión de riesgos en la cadena de suministro para asegurar la capacidad de los proveedores. El precio y la gestión de múltiples proveedores van de la mano en una crisis. Por ello, es clave renegociar precios rápidamente. Contar con un solo proveedor para aquellos bienes que son estratégicos es extremadamente peligroso, por lo que se debe negociar para asegurar mejores términos y, al mismo tiempo, identificar y calificar a nuevos proveedores. Para afrontar con éxito esta misión, recurrir a una solución de compras vuelve a ser esencial.

A medio plazo, es importante revisar los contratos para minimizar el riesgo. Por ejemplo, releer las cláusulas de “fuerza mayor”, los tiempos de recuperación, etc., y renegociar si es necesario. Aquí la Inteligencia Artificial se puede convertir en una herramienta de ayuda. A largo plazo, deberemos contar con una gestión integral de proveedores, que implica recopilar y estudiar los datos de los proveedores, tanto internos como externos.

Siete de cada diez directivos consideran que la reducción de costes es una prioridad empresarial y utilizan las plataformas digitales para optimizar la compra y aumentar la rentabilidad. De ello ha tomado buena nota Capital Energy, una de las primeras compañías energéticas españolas con vocación de convertirse en el primer operador 100% renovable verticalmente integrado de la península ibérica, que ha emprendido un ambicioso proyecto para digitalizar el 100% de sus procesos de compras. Los objetivos son lograr importantes ahorros tanto económicos, que podrían oscilar entre el 10 y el 15%, como en tiempos de gestión, que se reducirán en un 30%.

Hablamos de una firma que cuenta con, aproximadamente, 2.000 proveedores y más de 8.000 pedidos al año, que desea además iniciar un procedimiento de homologación digital con criterios de sostenibilidad, entendida en su sentido más amplio.

La estrategia de digitalización iniciada por la compañía agilizará el proceso completo de compras, desde que surge la necesidad hasta el final con el pago de la factura, pasando por el alta y la homologación de proveedores y la gestión de licitaciones y contratos. Y volviendo a los ODS, recordemos que uno de ellos es la incorporación de fuentes de energía renovables.

En resumen, las iniciativas de compras sostenibles reducen el riesgo y la magnitud de los costes de incumplimiento y reducen el gasto en áreas operativas, como la logística, la energía, el agua y la fabricación. Estas acciones también ayudan a las empresas a evitar la mala conducta de los proveedores, proteger la reputación de la marca y ayudar a las empresas a reconocer y evitar interrupciones a tiempo. Por tanto, sí, se puede y se debe “ahorrar”, pero entendido este concepto como reducir tareas y tiempos innecesarios, acabar con los largos procedimientos tradicionales y, por último, pero no menos importante, ser socialmente responsables.