La fiscalidad tiene que cambiar para que se produzca la descarbonización

Las empresas alertan de que los proyectos se paran cuando llega el momento de lanzar la inversión, a la vez que señalan que otras soluciones energéticas, como el hidrógeno convencional o los combustibles fósiles, deberían tener más carga fiscal por su impacto en el medio ambiente.

La fiscalidad y la legislación sobre el hidrógeno son la clave para generar la confianza que necesitan los inversores para apostar por los proyectos que están llevando a cabo las empresas. De esta manera, las alternativas energéticas basadas en este vector sostenible se pueden convertir en una ventaja competitiva para la descarbonización. Es la conclusión que lanzó el director general de Tresca Ingeniería, Francisco Carro de Lorenzo, que puso de manifiesto en la segunda mesa del I Foro de Hidrógeno, organizado por elEconomista.

Carro de Lorenzo recalcó que “nadie habla de los riesgos de la regulación fiscal”. El directivo estableció una comparativa con las leyes fiscales aplicadas a otro tipo de combustibles como los fósiles: “Hay una regulación perfectamente armada que recauda recursos y los lleva al Estado”, subrayó. El experto dijo que, con el hidrógeno verde, “el Estado no va a dejar de recaudar” y, por tanto, hay que dotarlo de un marco regulatorio fiscal que actúe “como una gran palanca” que incentive esta tecnología “para que la industria y la economía vayan hacia ella”, y recalcó que “en el momento que aparezca una fiscalidad unida al hidrógeno, eso se regulará solo”.

Por su parte, el Green H2 business unit director de Ingeteam, Harkaitz Ibaiondo, aseguró que el hidrógeno verde “es muy competitivo” si se evalúa en términos de impacto al medio ambiente. Además, aseguró que el debate de la fiscalidad es “interesante” y apuntó que ese marco regulatorio fiscal “debe tener en cuenta la limpieza y el impacto al medio ambiente” para que, realmente, el hidrógeno sea competitivo en el mercado energético. Ibaiondo explicó claramente que otras soluciones energéticas como el hidrógeno convencional o los combustibles fósiles “deberían tener más carga fiscal por su impacto en el medio ambiente”. En ese sentido, recalcó que para que haya un mercado de hidrógeno verde “debe haber más impuestos a las emisiones y que realmente se refleje en el coste para la sociedad de las emisiones y el impacto ambiental”.

Javier Gutiérrez, director de Desarrollo de Hidrógeno de Ansasol, puso de manifiesto otra de las trabas a las que se enfrentan las empresas que quieren llevar a cabo proyectos competitivos: “el problema de los plazos”. El experto recalcó que, en su empresa, “vamos a grandes proyectos de 40 MW” y tienen que conjugar la burocracia de entidades locales, autonómicas y la nacional. “Es un marco regulatorio del que la empresa privada no puede salir”, dijo. Y todo eso se combina con “la falta de infraestructura para la fabricación de componentes, lo que lleva a conjugar plazos de 24 meses”.

Pierre Cohen, business development manager-H2 energy de Air Liquide, aseguró que, actualmente, hay “un diálogo abierto entre instituciones y empresas que nunca habíamos tenido antes”, y reiteró que todavía se pueden mejorar estas conversaciones: “Creo que a veces se subestima la influencia que podemos tener”, apuntó. Cohen dijo esto refiriéndose a que “las industrias tenemos los conocimientos prácticos” para poder llevar adelante proyectos que permitan la creación, uso y transporte del hidrógeno sostenible y así contribuir a la descarbonización del planeta. Todo ello con la vista puesta a llegar a ser un continente sin emisiones en 2050, tal y como marca el objetivo de la UE. En lo que respecta a la UE, Cohen hizo una reflexión de la “suerte” que tienen España y los demás países miembros al estar dentro, “podemos ver lo que hacen nuestros vecinos y coger lo mejor”, dijo.

Todo el diálogo condujo al tema de aportar seguridad jurídica y fiscal para atraer inversión. Francisco Carro explicó que, una vez está ya el proyecto autorizado, y la empresa pasa por el proceso de tener todos los trámites administrativos aceptados, “luego se avisa a los fondos de inversión” para buscar esa financiación. “Pero a esos fondos les explicamos que necesitamos 200 millones para continuar y nos piden seguridad jurídica”. Por este motivo el sector tiene esta demanda, porque “estamos viendo que los proyectos se paran. Está todo montado, con las licencias en regla, los permisos, os proyectos ready to bill. Y, para que cambien de estadio, es necesario liberar de incertidumbres “para que los fondos liberen la inversión”, explicó.

El gerente de Energía de Aenor, Juan Manuel García Sánchez, puso una solución sobre la mesa, y es que “hay medidas reguladoras en las que se pueden apoyar -las empresas- para sobrellevar este impass”, tanto en la parte de fiscalidad como en la regulación jurídica y administrativa. García puso como ejemplo que la legislación actual en electrointensiva “se puede trasladar al uso del hidrógeno”, informó. Recordó que otros sectores “han pasado por situaciones muy similares”.

Además, para poder avanzar en esa inversión, los proyectos de hidrógeno verde necesitan un proceso de certificación que aporte esa “confianza”, igual que cualquier proceso industrial y, en este caso, el papel de Aenor es fundamental. Como explicó García Sánchez, desde su organización están escuchando a “todos los participantes” para elaborar un documento que pueda servir de forma voluntaria a las organizaciones para consensuar y llegar a unos requisitos válidos para todos. Por tanto, la función de la certificación radica en que las organizaciones “tengan esas herramientas que aglutinen los principios de necesidad de I+D+i, el origen de la energía..., de forma que, a todo el ciclo del hidrógeno, se le pueda dar un margen de tranquilidad y confianza a los participantes”, explicó.

El chief operating officer pHYnix Iberia, Ricardo Izquierdo, recalcó que las empresas que son intensivas en electricidad “están dispuestas a comprar Garantías de Origen” y que la regulación debe ser capaz de darlas, por lo que “se necesita una metodología para poder monetizarlos”. Además, aseguró que todas las plantas que tienen un perfil solar lo tienen cubierto y pueden cubrir con otros perfiles como el eólico, pero “poder llegar a las 24 horas de producción va a ser más difícil. En el corto plazo debería estar más liberado”.

España, alumna aventajada

Los seis ponentes estuvieron de acuerdo en que España es un nicho muy importante en materia de hidrógeno renovable y una potencia de referencia en Europa. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, destacó que el 20% de los proyectos de hidrógeno limpio que se están haciendo en el mundo, se hacen en España.

Pierre Cohen resaltó en su intervención que España tiene “una suerte increíble”, ya que a nivel de energías renovables es “de los mejores alumnos de Europa y parte con una ventaja enorme, con grandes empresas con mucha experiencia”.

En la misma línea habló Francisco Carro cuando aseguró que el país tiene “dos cosas maravillosas en cuanto a proyectos” ya que las empresas están poniendo “una cantidad ingente” sobre la mesa. Al mismo tiempo, “suscitamos apetito a los inversores por nuestros recursos”. Reiteró que han atraído a fondos “que han creado plataformas de inversión en hidrógeno que están asociadas a nuestro país”.

La mejor manera de demostrar estas declaraciones es con hechos. Los presentes en esta mesa hicieron una pequeña radiografía de los proyectos que están llevando a cabo. Por ejemplo, Harkaitz Ibaiondo, de Ingeteam, destacó que están proponiendo “soluciones de conversión eléctrica a través de electrolizadores y “ya hemos tenido los primeros contratos”, anunció. En concreto, tienen en marcha un proyecto de 2 GW en Arabia Saudí, otro en Egipto de 100 MW y otro en Australia de 250 GW. Aseguró que uno de los principales problemas que están encontrando es conectar a los clientes a la red.

Tresca Ingeniería empezó en proyectos de hidrógeno “desde principios de la pasada década”, señaló Francisco Carro. Trabajan “en toda la cadena de valor del hidrógeno”, sobre todo en el electrolítico. Están en el entorno de 50 proyectos en España y abordan líneas como el transporte por hidroductos. También la incorporación del hidrógeno para la descarbonización de la industria y, además, asesoran técnicamente sobre los proyectos a los grandes fondos de inversión.

Por parte de pHYnix Iberia, Ricardo Izquierdo resaltó su Proyecto Vitale, con la construcción de una planta en Alcázar de San Juan, en Ciudad Real, con la que producirán 4,13 tn diarias de hidrógeno renovable que abastecerá de combustible con cero emisiones al transporte de mercancías y pasajeros de la Comunidad de Madrid. “Nuestro objetivo es empezar a producir hidrógeno a finales de 2023”, dijo Izquierdo.

En el caso de Ansasol, Javier Gutiérrez contó que están embarcados en una veintena de proyectos en desarrollo, “en su mayoría de 4 MW de potencia de electrolizador” y se han enfocado, sobre todo, en proyectos de movilidad.

Además, han establecido un acuerdo de I+D+i con la Universidad de Málaga para el transporte de hidrógeno en otro estado que no sea el gaseoso.

Finalmente, en Air Liquide, Pierre Cohen destacó un proyecto de 20 MW de un electrolizador y otro de 200 MW en Normandía y, finalmente, destacó un proyecto de movilidad en el sur de Francia, “donde pretendemos conectarnos a los corredores europeos” con la primera hidrogenera de transporte pesado de 1.700 bares. “Son proyectos muy grandes”, concluyó.