La descarbonización del transporte aéreo: un reto para las petroleras
Los biocombustibles son, actualmente, la opción más rápida y eficiente para reducir las emisiones en el sector de la aviación. Son totalmente compatibles con los motores de los aviones -lo que evita tener que renovar las flotas- y no requieren cambios en los sistemas logísticos. Sin embargo, a día de hoy, tan solo representan el 0,05% del consumo total de carburorreactores (jet fuel).
La legislación que se apruebe al respecto será crucial para su desarrollo. La Comisión Europea publicó el 14 de julio del año pasado la iniciativa ReFuelEU Aviation como parte del paquete Fit for 55, al objeto de impulsar la oferta y demanda de combustibles sostenibles para aviación en la UE (SAF, sus siglas en inglés), que verá la luz próximamente. Dicha propuesta incluye una obligación de mezcla, de manera que, a partir de 2025, el combustible de aviación para su uso en los aeropuertos de la UE deberá contener un 2% de SAF, que aumentará al 5% en 2030, al 20% en 2035, al 32% en 2040, al 38% en 2045 y al 63% en 2050.
La senda para el desarrollo de estos nuevos productos está ya trazada y si no cambia supondrá un revulsivo para la inversión ya que las refinerías tendrán que adaptar su producción para incrementar el peso de esta tipología de productos a la demanda.
Por el camino, no obstante, los fabricantes de aviones están analizando también otras opciones como, por ejemplo, Airbus con su avión de hidrógeno, pero el éxito o fracaso de esta nueva modalidad queda todavía muy lejos.
Mientras se resuelve el futuro de la aviación, España cuenta con un buen número de acuerdos internacionales para el estudio de estas iniciativas. Uno de los grandes retos para el desarrollo del SAF es encontrar la forma de escalar el mercado y reducir el desnivel existente en cuestión de precios, de ahí que se abogue por “un marco regulatorio a corto plazo que contribuya a estimular la demanda voluntaria para activar una producción a gran escala que, a día de hoy, no existe”.
Las petroleras, por su parte, tienen claro que el futuro pasa por lograr un combustible más sostenible para las aerolíneas y trabajan para poder ofrecer los productos que las aerolíneas demandarán en los próximos años. Bruselas ha propuesto en su paquete Repower EU reducir el número de vuelos para ahorrar combustible. Si el sector quiere que volar no vuelva a convertirse en un producto de lujo, deberá dar pasos en la descarbonización y atajar los problemas de adaptación que todavía existen.