La guerra en Ucrania acelera exponencialmente la transición a la energía verde en Europa

Asistimos a un momento crucial para el sector de la energía renovable en Europa, a la vista del comunicado de prensa y la Comunicación de la Comisión Europea emitidos el 8 de marzo titulados REPowerEU: acción europea conjunta por una energía más asequible, segura y sostenible.

Debido a la invasión de Ucrania y más allá de las mediáticas declaraciones del Sr. Borrell instando a los europeos a bajar la calefacción en casa, la Comisión Europea ha propuesto formalmente, con un vigoroso respaldo de la presidenta de la Comunidad Úrsula von der Leyen en redes sociales, un esbozo de plan para que Europa sea independiente de los combustibles fósiles originarios de Rusia lo antes posible.

Actualmente, como la Comunicación resalta, la Unión Europea importa el 90% del gas que consume, del que más del 40% corresponde a Rusia, así como el 27% del petróleo y el 46% del carbón. En una economía global que ya ha sufrido los estragos de una pandemia en la cadena de suministro y el abastecimiento, no sólo energético, de nuestra civilización, tal dependencia de un solo proveedor para un territorio tan extenso y poblado como la UE es inasumible.

En palabras de la Comisión, el plan REPowerEU tratará de aumentar la resiliencia del sistema energético de la UE mediante la diversificación del suministro de gas, la aceleración del uso de gases renovables y sustitución del gas en la calefacción y la generación de electricidad para hogares, edificios, industrias y sistema energético, impulsando la eficiencia energética y la electrificación por fuentes de energía renovables.

También, según la Comisión, se puede reducir la demanda de gas ruso de la UE en dos tercios antes de finales de 2022. Todo con el horizonte claro de la eliminación progresiva de nuestra dependencia de los combustibles fósiles procedentes de Rusia mucho antes de los objetivos de descarbonización marcados para 2030.

Las medidas, que deberían ser implementadas en los próximos meses, tendrán multitud de implicaciones de política energética y legales, a nivel comunitario y estatal.

El arsenal de medidas incluye (i) la posibilidad de regular los precios de la electricidad según permite el artículo 5 de la Directiva 2019/944, para suavizar la repercusión de la subidas del gas a los consumidores; (ii) la concesión reglada y por corto plazo de ayudas estatales a industrias y agricultores en el marco de ayudas públicas de la Unión Europea; (iii) la posibilidad para los Estados miembros de establecer impuestos sobre las ganancias extraordinarias (“windfall profits”) para compensar la subida de la factura eléctrica; (iv) la firma de acuerdos solidarios entre Estados para asegurar el almacenamiento de gas hasta un 90% de las reservas nacionales antes del 1 de octubre de cada año; (v) el incremento de la producción de biometano e hidrógeno y la mejora de su almacenamiento y distribución; (vi) la aceleración de la inversión en energía solar fotovoltaica y eólica y, específicamente, la implantación de placas fotovoltaicas en techo y eficiencia energética en edificios (instalación de bombas de calor, no dependientes del gas).

El programa “Fit for 55” de la Comisión ya contemplaba doblar la capacidad instalada fotovoltaica y eólica para 2025, y triplicarla para 2030. Bajo el paraguas del RePowerEU, este crecimiento debería acelerarse enormemente y es más que previsible un aumento de la actividad transaccional y la necesidad de asesoramiento especializado a administraciones, promotores, inversores e industriales para subirse al “tren de alta velocidad” para la energía renovable que propone la Comisión Europea.

Este afán por acelerar la transición energética se plasmará también en la publicación por la Comisión en mayo de 2022 de una recomendación para la aceleración de los permisos (“fast permitting”) para los proyectos de energías renovables -reivindicación largamente planteada en el contexto de las recientes subastas de renovables en España-.

En este contexto, el asesoramiento legal deberá ser de “amplio espectro”, incluyendo aspectos no sólo mercantiles, sino también financieros, fiscales, de competencia, regulatorios, inmobiliarios, etc.

Habrá que buscar continuamente soluciones creativas para áreas no tan exploradas como el desarrollo o adquisición derivativa de portfolios renovables, a saber, almacenamiento de hidrógeno, infraestructuras de distribución, o la reforma para la eficiencia energética de edificios, instalaciones industriales y centros logísticos, cada vez con mayor foco en la estabilidad de precios y la certidumbre del suministro mediante contratos de compra de energía (los conocidos como “PPAs” por sus siglas en inglés) físicos o virtuales.

No hay más que ver las noticias de los últimos días, plagadas de anuncios de paradas de industrias electrointensivas en España por la escalada de los precios de la electricidad, para darse cuenta de que éste es el camino para seguir.

En definitiva, si como parece por la rotundidad de la Comunicación, el RePowerEU no se queda en una mera manifestación de intenciones en el contexto de la reacción de Europa a la barbarie de la invasión de Ucrania, este plan de la Comisión Europea para acabar con la independencia energética de Rusia supondrá un -nuevo- impulso radical del sector renovable en Europa, que demandará el compromiso y trabajo de todos los actores involucrados para conseguir sus ambiciosos objetivos y que puede sentar las bases para estrategias similares en otros países, o incluso continentes, que quieran asegurar un futuro verde y alejado de la dependencia energética de combustibles fósiles.