La financiación de proyectos renovables: retos y oportunidades

El futuro de la industria y del sector energético es verde. La transición a las energías renovables y la integración de la sostenibilidad y la ESG en las distintas esferas que integran la industria es, cada vez, más relevante y está llamada a desempeñar un papel de primer orden en los próximos años. Sin embargo, hay un aspecto clave que condiciona el desarrollo de estos proyectos y su recorrido en los mercados: la financiación.

A día de hoy, existe un exceso de proyectos y una necesidad de que nazcan nuevos proveedores de deuda que se posicionen entre los fondos de deuda que prestan a doble digito y la banca tradicional nacional y extranjera que actúan en nuestro país.

Este campo de juego no es nuevo y ya pudimos ver un atisbo de él con el boom del Real Decreto 661/2007, por el que se regula la actividad de producción de energía eléctrica en régimen especial. En aquella ocasión, entre la banca nacional y extranjera -mayoritariamente franceses y alemanes-, absorbieron gran parte de la financiación y de la refinanciación de la deuda existente. No obstante, el imponente tamaño de los nuevos desarrollos en el sector nos hace pensar que esta vez será distinto.

El volumen en MW y, por tanto, de inversión, aunque el coste por MW haya descendido dramáticamente por la madurez de la mayoría de las tecnologías renovables -especialmente solar y eólico- que sumarán los nuevos proyectos va a ser muy importante y, además, los proyectos recibirán un dictamen favorable de la DIA -la conocida como Declaración de Impacto Ambiental- que hace que, con gran certeza, se sepa si el proyecto va a acabar existiendo o no casi en el mismo momento. La conclusión es que, probablemente, muchos sponsors se encuentren solicitando financiación al mismo tiempo.

A la vista de este escenario, cabe preguntarse quiénes serán esos sponsors y cómo se van a comportar tanto ellos como los proveedores de deuda en el actual escenario de mercado. En los últimos dos años, hemos podido observar el creciente número de entidades bancarias que ofrecen los denominados “project finance” o financiación estructurada de proyecto, que se materializan a través de sociedades-vehículo, aunque hay otros grandes actores del sector, sobre todo cotizadas, que puede utilizar una deuda corporativa barata con su garantía.

Estas entidades distribuyen su deuda entre los sponsors atendiendo a criterios de calidad de los proyectos a financiar, sostenibilidad-ESG y a la relación y solvencia financiera de los sponsors al ser proyectos con un alto apalancamiento y en el que, en cualquier caso, se va a necesitar un cierto volumen de fondos propios que garantice la construcción de los parques.

Ahora, más si cabe, existen diversas circunstancias que pueden generar un viraje o cambio de financiación por parte de los proveedores de deuda, como pueden ser la incertidumbre de los proyectos, el estado de avance de la tramitación, el número de MWs/GWs a financiar, el riesgo merchant (con el precio de venta de la energía en cada momento) o la tenencia de acuerdos de compraventa PPAs (Power Purchase Agreement) y el riesgo contraparte y de terminación anticipada en caso de vuelta a precios más moderados.

No podemos olvidar que, a fin de cuentas, los PPAs han tenido un papel destacado. Hasta que se empezó a dar la subida de los precios de la electricidad, los financiadores optaban por la deuda con PPAs para mitigar el principal riesgo en estos proyectos, que es el precio de venta de la energía producida en cada frente a la financiación a merchant, aunque parece que esta situación puede dar la vuelta.

Es importante recalcar que la financiación de proyectos a riesgo merchant o con PPAs es un debate que se extenderá en el tiempo y que conviene monitorizar y que, actualmente, ha ganado protagonismo por la expectativa de precios de pool altos en el corto y medio plazo. Esperamos ir conociendo proveedores de deuda que financien con riesgo merchant y pensamos que esto será bien recibido por los sponsors, que pueden estar dispuestos a sacrificar el apalancamiento en aras de garantizarse la financiación de sus carteras de proyectos.

El terreno de la financiación abrirá nuevos campos que no solo afectarán a los sponsors, sino también a la deriva y a la forma de las propias inversiones. Así, y en lo que respecta a los nuevos proyectos de almacenamiento (con baterías, sales, etc.), hibridación, hidrogeno y similares, aunque con potenciales pero no menos importantes ayudas estatales nacionales y europeas, cabe esperar que se produzca una nueva oleada de financiaciones sustentadas en tecnologías más caras y con menos trackrecord y quizá menos atractivas, con más garantías de lo habitual y con condiciones económicas menos beneficiosas para los sponsors, pero que presentan un amplio horizonte de oportunidades y que serán necesarias para seguir avanzando en la transición hacia la descarbonización como ya pasó con los primeros proyectos eólicos, fotovoltaicos y termosolares, entre otros, y que hoy en día son tecnologías maduras y más que probadas.

No podemos concluir sin hacer referencia a los planes anunciados por Bruselas para reducir la dependencia energética de Rusia: más gas natural licuado, mayor producción de gases renovables y acelerar este tipo de proyectos, así como los renovables tradicionales.

Una acción europea conjunta que promoverá la energía asequible, segura y sostenible. Medidas que, sin duda, incrementarán la estabilidad y visibilidad del sector en la promoción de proyectos tradicionales (eólicos, fotovoltaicos, termosolar, biomasa, etc.) y aquellos relacionados o no con el gas. Esperamos también que eleven el apetito por financiar y, en líneas generales, fomenten una mejora de los precios y de las estructuras de financiación.