La crisis energética hace crecer el negocio del ‘fracking’

Aunque el número de permisos aprobados en EEUU para empezar a perforar supera los 9.000, las empresas se plantean la conveniencia o no de invertir en nuevos pozos.

La decisión de la administración norteamericana de prohibir la importación de petróleo, gas y carbón procedentes de Rusia como medida sancionadora tras la invasión de Putin a Ucrania, podría suponer el relanzamiento del esquisto.

El negocio de la fracturación hidráulica ha convertido a EEUU en el mayor productor de petróleo y gas natural del mundo y en exportador neto, pero en los últimos tiempos ha sufrido una importante desaceleración en el crecimiento de su producción, llevando a la bancarrota a más de 600 empresas en los últimos seis años, según Haynes Boone. Los gastos de las empresas en la adquisición de arrendamientos y terrenos, perforación y terminación de pozos, costes operativos actuales, y gastos generales y administrativos, excedía con creces el efectivo generado por sus ventas de petróleo y productos relacionados de los pozos existentes.

Los altos precios del petróleo, que han llegado a alcanzar los 134 dólares el barril este marzo, han vuelto a hacer rentable la extracción de crudo mediante la técnica del fracking. Según datos de Baker Hughes, los exploradores de esquisto han vuelto al modo crecimiento. En la semana del 25 de marzo, se agregaron 7 nuevas plataformas de perforación petrolera en EEUU, alcanzando un total de 531.

Los productores de esquisto ya están ampliando su producción hasta en 300.000 barriles diarios, pudiéndola llevar hasta los 1,3 millones de barriles al día, según Rystad Energy. El gobierno estadounidense prevé que la producción de shale oil del país aumentará en 109.000 barriles diarios en marzo, hasta los 8,7 millones de barriles. Mientras tanto, Biden ha decidido acercar posturas con Venezuela, Irán y Arabia Saudí para que el petróleo de estos países fluya de nuevo a su mercado.

En su informe mensual Short-Term Energy Outlooka, la Administración de Información de Energía de EEUU (EIA, sus siglas en inglés) prevé que la producción de petróleo en el país aumentará hasta los 12 millones de barriles diarios de media en 2022 y alcanzará una producción récord de 13 millones de barriles diarios en 2023. En el caso del gas, la EIA espera que la producción de este combustible llegue a los 96,7 Bcf/d de media en 2022 y suba hasta los 99,1 Bcf/d de media en 2023.

A finales de 2021, el número de permisos aprobados y disponibles para perforar en tierras federales e indígenas del país era de 9.173 y estaban pendientes de aprobación 4.621 permisos (ver gráfico). Pero tener los permisos no lo es todo. Las empresas deberán evaluar si los altos costes que supone invertir en nuevas plataformas para perforar nuevos pozos merecen o no la pena, a pesar de que la actividad de perforación se ha vuelto más eficiente con el tiempo, permitiendo a los exploradores hacer más con menos plataformas y costes más bajos.

Aunque algunas compañías como ExxonMobil, Chevron y Hess Corp. han anunciado su intención de aumentar su producción de esquisto este año entre un 10% y un 25%, lo cierto es que podrían pasar varios meses (año y medio según los expertos) hasta que logren cubrir el hueco del petróleo ruso.

Cuellos de botella

Los actuales problemas relacionados con la cadena de suministro y el recelo por parte de algunos inversores en financiar empresas relacionadas con el sector de los hidrocarburos son, a juicio de los primeros espadas de las empresas de fracking, los principales escollos a la hora de decidir aumentar la producción para que el negocio crezca a los niveles necesarios.

La escasez de mano de obra, de arena y de equipos, está frenando muchas de las operaciones. Según la agencia Reuters, los suministros de arena son tan escasos que el ritmo de trabajo de algunos perforadores de petróleo se está ralentizando, a la vez que los costes más altos de la arena también están erosionando los resultados de varias de estas empresas.

El hecho de que el número de personas que trabaja en las minas haya descendido, así como la escasez de camioneros, está provocando auténticos cuellos de botella para llevar la arena a las distintas regiones norteamericanas. Según Rystad Energy, un mercado de arena tan ajustado, ha llevado a que sus precios se hayan triplicado en los últimos meses, situándose entre los 50 y 70 dólares tonelada, unas cifras muy por encima de los niveles del año pasado, que estaban entre los 20 y 25 dólares tonelada.

Plan energético

Por otro lado, el ambicioso programa energético de Biden para luchar contra el cambio climático y conseguir ser neutrales en carbono en 2050, ha provocado un cambio de rumbo en materia de política energética en EEUU, augurando un corto recorrido al petróleo y al gas.

La decisión de Biden de prohibir nuevas exploraciones y perforaciones en territorio federal en tierra y mar a principios de 2021, provocaba que muchas empresas retrasaran o cancelaran sus decisiones de invertir para producir más. Aunque los expertos señalaron en ese momento que el cambio de estrategia hacia combustibles menos contaminantes no se iba a producir de un día para otro, muchos operadores se vieron obligados a revisar sus planes de asignación de capital en el futuro para afrontar de la mejor forma posible las futuras restricciones.

A estas circunstancias se suma el hecho de que las grandes empresas de esquisto de EEUU ya han agotado la mayoría de sus mejores pozos. Según la EIA, el número de pozos perforados, pero no agotados en EEUU ascendía a 4.372 en febrero de 2022, una cifra muy alejada de los 7.086 pozos que había en febrero de 2021 o los 7.637 en febrero de 2020.