Soberanía renovable: una opción muy viable para la salida de la crisis

Se supone que la proclamación del Green Deal europeo, culminará con un gran hito como en su día la llegada del hombre a la luna, en este caso la neutralidad en emisiones de carbono en 2050. Pero, además de la lucha contra el cambio climático, este objetivo adquiere una nueva dimensión en el contexto de la agresión rusa en Europa. Y es que, las ventajas económicas de las energías renovables y el objetivo claramente formulado por la UE de reducción de emisiones de carbono proporcionan, de por sí, un marco ideal para disminuir la dependencia energética. Sin embargo, la lucha por los nuevos objetivos climáticos ha estado, a menudo, condicionada por los intereses nacionales y la insistencia en mantener la soberanía nacional en el suministro de energía, lo que, unido al acuerdo sobre el gas como tecnología puente, ha derivado en un aumento de la dependencia de las importaciones energéticas rusas.

En la situación actual, esto se asocia a problemas políticos y económicos de gran alcance, mientras que las tecnologías de energía eólica y solar fotovoltaica son ya las fuentes más accesibles de nueva capacidad de generación y, recientemente, su nueva construcción ha llegado a ser, incluso, más económica que la explotación de las centrales eléctricas fósiles existentes. Aún así, las centrales eléctricas fósiles siguen marcando el precio en los mercados. En consecuencia, el elevado precio del combustible está aumentando la presión sobre la industria, los hogares y, por último, los bancos centrales. Con el inicio de los combates en Ucrania, el gasto diario de la UE en gas ruso pasó de 442 millones de euros a los actuales 771 millones, lo que supone un aumento del precio del 75%.

En el caso de Alemania, por ejemplo, si el Gobierno alemán tiene también el objetivo de convertir el suministro de electricidad a fuentes 100% renovables para 2035, es necesario un cambio drástico en las condiciones marco. Ya con vistas al objetivo europeo de aumentar la cuota de renovables en el sector eléctrico hasta el 65% en 2030 -y al ritmo actual de desarrollo-, Alemania solo alcanzaría el 60% de incremento anual de plantas solares fotovoltaicas y eólicas necesarias para ello. Esto se debe a diversos factores. En muchos casos, por ejemplo, las capacidades de instalación que se iban a subastar no podían utilizarse porque faltaban los permisos necesarios para el desarrollo de las nuevas plantas. Solo en Alemania, una cuarta parte de las capacidades que se subastaron no pudieron crearse en los últimos años porque faltaban los permisos necesarios.

Además de reducir estos obstáculos burocráticos para acelerar la expansión, hay que centrarse en el enfoque europeo conjunto. La ampliación de la red de conexión eléctrica entre los países europeos requeriría inicialmente inversiones anuales de 12.000 millones de euros, pero reduciría a la vez los recortes relacionados con la red y evitaría costes adicionales por valor de 43.000 millones. Además, la diversificación tecnológica y regional resultante estabilizaría significativamente la seguridad del suministro y reduciría la capacidad de almacenamiento necesaria para el suministro renovable. Los sistemas de almacenamiento en baterías, en particular, podrían ofrecer flexibilidad en este proceso para alinear la generación y el consumo. Pero, y volviendo al caso de Alemania como ejemplo, la ampliación de las capacidades de almacenamiento requiere ajustes innovadores que rompan la clasificación de las baterías como consumidoras de electricidad durante la carga y productoras de electricidad durante la descarga. A diferencia de la tecnología puente del gas, el almacenamiento en baterías ya tiene costes más bajos en comparación directa y también mejora significativamente la eficiencia del sistema y los costes resultantes.

Aunque una transición energética acelerada podría marcar un punto de inflexión económico y ecológico, la diversificación inicialmente prevista de las importaciones de energía fósil va acompañada de problemas y costes de gran alcance. Habría que preguntarse si este dinero no podría invertirse mejor en la transición energética. Por un lado, existen capacidades disponibles en Europa para aumentar significativamente la importación de GNL. Sin embargo, la capacidad mundial de producción, licuefacción y entrega es limitada y, en su mayor parte, no está disponible en el mercado debido a los contratos a largo plazo. Además, una demanda adicional de unos 1.000 TWh, que las terminales europeas existentes podrían absorber, supondría un importante impulso adicional a los precios en el ya ajustado mercado mundial del GNL, que ronda los 5.000 TWh.

En consecuencia, los precios afectarían gravemente a la competitividad de la economía y equivaldrían a un sistema casi de cuotas. Además, se producirían efectos de segunda ronda, ya que los países más pobres no podrían soportar los altos precios. En definitiva, ante la situación de amenaza, el desarrollo de mayores capacidades de GNL a medio plazo debe ser bienvenido, pero debe ser un complemento a la expansión a gran escala de las energías renovables y no tener como objetivo estabilizar el statu quo con otros países exportadores.

Dado que las medidas de eficiencia energética y la expansión de las renovables tienen tiempos de construcción mucho más cortos en comparación con las nuevas capacidades de combustibles fósiles, la estrategia debería orientarse hacia objetivos que permitan recuperar la soberanía energética de Europa de forma sostenible y a largo plazo. Aunque la demanda por parte de los inversores privados, cuya participación es esencial, no deja de aumentar, corresponde a los gobiernos mejorar las condiciones marco y, en particular, simplificar drásticamente los procesos de aprobación de las energías renovables para dar un nuevo y, sobre todo, adicional impulso a la reorganización del suministro energético.

La realización de la transición energética a través de una Europa unida con un mercado energético integrado y una política energética exterior de la UE coordinada, es una alternativa económicamente eficiente y ecológicamente valiosa. Un mercado energético europeo integrado puede garantizar la seguridad del suministro y también la asequibilidad a largo plazo si las energías renovables se expanden en consecuencia. Sin embargo, el requisito previo es que la independencia europea con respecto a los países exportadores prevalezca sobre la soberanía nacional de los Estados miembros de la Unión Europea.