Luces y sombras de las conclusiones del IPCC para el sur de Europa

Es ahora o nunca, si queremos limitar el calentamiento global a 1,5°C. Sin reducciones inmediatas y profundas de las emisiones en todos los sectores, será imposible”, dijo Jim Skea, copresidente del Grupo de Trabajo III del IPCC. La advertencia del último informe de este órgano de la ONU ha intensificado el debate sobre la capacidad de maniobra que tiene la Humanidad para revertir el cambio climático.

Cada vez hay más pruebas de que la degradación de los ecosistemas por parte de los seres humanos aumenta nuestra vulnerabilidad. El uso insostenible de la tierra, de los recursos naturales, la deforestación, la pérdida de biodiversidad y la contaminación, son cambios permanentes y graves que se están produciendo en la biodiversidad y que afectan negativamente a la capacidad de los ecosistemas, las sociedades, las comunidades y los individuos para adaptarse al cambio climático. Según el informe, este retroceso tiene impactos en cascada y, a largo plazo, sobre las personas a nivel mundial, especialmente para los pueblos indígenas y las comunidades locales que dependen directamente de los ecosistemas para satisfacer sus necesidades básicas.

Uno de los vectores clave para esta lucha contra el cambio climático es avanzar en el fomento de las renovables. El IPCC destaca que la generación verde es uno de los actuales motivos de optimismo, al aplaudir la disminución en el costo de las renovables desde 2010, hasta en un 85% para la energía solar y eólica y para las baterías.

El sur de Europa dispone de un potencial geográfico y económico enorme para contribuir a este salto, especialmente en lo referente a solar fotovoltaica. Con todo, países con gran potencial como son Italia, España y Portugal, no aparecen en las primeras posiciones del Green Future Index 2022 publicado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), que clasifica a 76 países por su preparación para avanzar hacia un futuro bajo en carbono.

“Las pruebas son claras: el momento para actuar es ahora. Podemos reducir las emisiones a la mitad para 2030”, apunta el IPCC sobre el momento límite que estamos viviendo. El medio con mayor posibilidad de alcanzar este objetivo de acelerar la transición energética es, precisamente, un uso más intensivo de renovables. La reciente tercera entrega del Sexto Informe de Evaluación del IPCC se enfoca, principalmente, en la mitigación del cambio climático. Y aquí es donde se identifican cinco aspectos clave: el uso de combustibles fósiles, la producción de metano y de CO2, la ganadería, y la transición a ciudades más verdes.

Aunque todos los puntos son imprescindibles para la lucha contra el cambio climático, el que tiene que ver con la energía, el uso de combustibles fósiles, es quizás el de mayor importancia por la cantidad de emisiones de carbono que se liberan año tras año.

El informe indica que la generación solar fotovoltaica se multiplicó casi por tres hasta alcanzar los 680 TWh en el periodo 2015-2019, mientras que la eólica y la solar combinadas representaron el 8% de la generación total de electricidad en 2019. Estos porcentajes crecerán indudablemente y el informe del IPCC señala su confianza en que la incorporación de una gran parte de generación variable se mitigará a través de diversas tecnologías de almacenamiento de energía, sistemas de transmisión o tecnologías de respuesta a la demanda.

El sector solar ya ha certificado lo que es capaz de hacer y está preparado para desplegar las enormes cantidades de energía limpia necesaria para la descarbonización. Hace falta planificación y permisos para modernizar las redes eléctricas, así como aumentar y descentralizar el ecosistema de generación fotovoltaica. Eliminando obstáculos, la energía solar fotovoltaica podrá ejercer su papel protagonista en esta década.

Esta misma energía es la que puede eliminar 4.250 millones de toneladas de emisiones de carbono durante esta década. Pese a ello, las medidas propuestas por los gobiernos hasta ahora están muy lejos de lo necesario, ya que los flujos de capital hacia los combustibles fósiles continúan siendo mayores que el dinero destinado a la lucha contra el cambio climático.

Cabe remarcar las dificultades que se encuentran a nivel administrativo y jurídico para avanzar en la tramitación de proyectos. Y es que la zona Mediterránea es un territorio muy rico a nivel de energía y de infraestructuras, pero para conseguir ese potencial debemos simplificar los trámites administrativos. Si conseguimos hacerlo de forma más ágil, no hay duda de que podremos alcanzar los targets tan ambiciosos que tenemos.

Si volvemos a observar el Green Future Index, España (13ª), Italia (17ª) y Portugal (18ª) están entre los países que más ascienden en el ranking, gracias a la instalación de renovables y por el cierre de centrales de carbón. En el caso español, se encuentra en la 6ª posición en relación con la política climática, donde se tiene en cuenta la agricultura sostenible o los impuestos al carbón.

La apuesta por un gran desarrollo de renovables es uno de los principales drivers de este necesario cambio, pero también lo es la capacidad de adaptabilidad y el impulso empresarial y ciudadano. Desde la instalación de placas de autoconsumo en los edificios hasta el desarrollo de grandes parques solares para abastecer a la industria y a grandes ciudades.

La generación de energía limpia por parte de IPP como BNZ resulta imprescindible para alcanzar los objetivos de mantener el calentamiento global en 1,5 grados para 2050. Como dijo el presidente del IPCC, Hoesung Lee: “Nos encontramos en una encrucijada. Las decisiones que tomemos ahora pueden asegurar un futuro habitable. Tenemos las herramientas y los conocimientos necesarios para limitar el calentamiento”.