José Bogas, consejero delegado de Endesa: “Soy contrario a las excepciones, el tope al gas ibérico es solo un paliativo”

José Bogas acaba de ser reelegido consejero delegado de Endesa. Desde su puesto, tendrá que dirigir la compañía en medio de una de las mayores crisis energéticas de la historia. Extraemos una parte del contenido de la entrevista publicada por elEconomista.es el pasado 22 de junio, donde valora el papel del gas natural.

¿Cómo valora la entrada en funcionamiento del tope del gas?

No es una medida que soluciona el problema de la crisis energética en la que estamos, pero es un paliativo. Como Unión Europea, tenemos que seguir trabajando en que el precio del gas y la dependencia de Rusia bajen para tener unos precios más razonables. La medida del tope de gas tiene muchas cosas a favor y alguna en contra, pero se ha dado la tormenta perfecta. El precio del gas, tras la reducción del suministro de Rusia, pasó de los 80 euros a los 110 euros. La ola de calor, agravada con una situación eólica muy baja y una fotovoltaica menos eficiente por la calima y las altas temperaturas, generó un aumento del consumo de gas que, reforzado por la mayor exportación a Francia, hizo elevar los precios. Es innegable que el precio es superior a los días anteriores, pero es inferior a lo que hubiera resultado si no hubiera estado la medida. Por tanto, creo que la medida está trabajando y, como dijo la vicepresidenta Ribera, hay que esperar para ver los efectos.

¿Hay visos de aclarar el cierre de las centrales de carbón?

Se ha alargado más de lo que debería, pero ya solo falta el permiso final. Creo que se va a producir de un momento a otro. España puede prescindir de la generación con carbón porque el índice de cobertura que tenemos es suficiente. Si no se necesita, no debe recibir una subvención por funcionar. Ya me parece mal que estemos subvencionando el consumo de gas natural. Hoy juega un papel importante y estamos sosteniendo el sistema con el gas, pero aquellos que tratan de decir que el problema es el precio de la energía eléctrica, deben saber que el problema es el gas. Tenemos que atacar el gas. Si no tuviéramos gas y tuviéramos renovables y baterías no nos hubiera ocurrido esto, luego el problema es el gas y las soluciones que hay que buscar es cómo reducimos ese consumo de gas y esta crisis de precios y qué medidas hay que tomar. No escuchemos cantos de sirena ahora de que el gas es bueno. El gas es igual de malo que antes y la política tiene que ser la misma y más. Otra cuestión es que veamos cómo paliamos ese impacto. No confundamos los términos. Las medidas de Repower EU son claras. Hay que consumir menos gas como sea. En el primer trimestre se ha consumido un 9% menos que en el mismo periodo del año pasado en Europa. Es una buena cosa, pero todavía falta más. Segunda cuestión: buscar alternativas al gas ruso. Las medidas de corto plazo son usar metaneros como regasificadoras y, a fin de año, puede haber hasta cinco, que se repartirían entre Alemania e Italia, pero nos falta el origen, que se resuelve con la central de compras europea que está tardando mucho en ponerse en marcha. Hace ocho meses dijimos con el Plan Estratégico que nos comprometíamos a salir del gas en 2040. Esto era una señal de que el gas puede ser un problema, como estamos viendo. Y tercero: acelerar renovables.

¿Ve posibilidad de acelerar el abandono de gas antes de 2040?

Creemos que se podría conseguir. No hemos reflexionado todavía para ver si se puede adelantar. Quemar gas para producir electricidad es un sinsentido. Lo era antes y lo es ahora. Hay industria que tiene que consumir gas y tiene que cambiarlo por hidrógeno verde u otro tipo de biocombustibles. El gas hay que utilizarlo en el cliente final para sacarle el máximo rendimiento. En este sinsentido, estamos subvencionando el consumo de gas para conseguir que baje el mercado mayorista y, por eso, tenemos la tormenta perfecta y gestionar esto es muy complicado. Lo que no podemos es lanzar cortinas de humo y decir que las renovables no tienen sentido y que sí tiene sentido el gas. No metamos la pata. Tengamos los objetivos claros. Cuanto antes salgamos del gas, mejor. ¿El gas es importante ahora? Importantísimo. ¿Por eso tenemos que bendecir el gas? No.

¿Hay opción para las nucleares?

El gran avance que se hizo en el PNIEC fue fijar una fecha de cierre de las centrales nucleares dentro de un contexto de introducir renovables y baterías. Cuando replanteemos el PNIEC, el objetivo no es cerrar las nucleares, sino descarbonizar. Hay que volver a mirar cómo estamos y qué obstáculos estamos encontrando y, desde mi punto de vista, si para conseguir el objetivo se necesita retrasar el cierre de las nucleares cuatro o cinco años más tarde, creo que no debería ser un problema.