Los cimientos de la independencia

Ahora más que nunca está claro que necesitamos en España y en Europa alcanzar una cuota de independencia energética muy superior a la actual. Nos encontramos en plena transición y la meta es clara: un sistema energético basado en energías renovables. La senda trazada, marca que la generación eléctrica renovable en el año 2030 será el 74% del total hasta llegar al 100% en 2050. Las redes eléctricas de los próximos años, tendrán el reto de integrar más renovables y, a la vez, de ser la base de la red de recarga del vehículo eléctrico sin que esto suponga una merma de la excelente calidad de servicio prestada. Esto nos llevará, junto con el autoconsumo y el almacenamiento, hacia un ecosistema diverso donde las opciones serán mucho más amplias que lo vivido en los últimos cien años. Este reto exigirá un avance tecnológico sin igual de todos. Sí, de todos. De la red, por supuesto; de los generadores, también, claro está; pero, sin duda, necesitará también de la participación activa de los consumidores. Necesitamos un sistema mucho más flexible. Parte de esta flexibilidad la dará la red. Para ello deberemos acometer importantes inversiones en su digitalización. Pero otra parte de esta flexibilidad la podrán aportar los consumidores, pues tendrán la oportunidad de participar y colaborar a través de la gestión de su demanda. Esto abre un nuevo paradigma de gestión y, si cabe, de sociedad, conectada, consciente e implicada directamente en el cambio. Veremos cómo pequeños consumidores podrán interactuar en el sistema, aprovechando, por ejemplo, su vehículo eléctrico para inyectar energía o adaptar las curvas de consumo de sus dispositivos térmicos a las necesidades de la red.

Pero para que nuestra independencia energética sea completa, necesitamos que todo el territorio avance en el mismo sentido. Para ello, es preciso que no nos olvidemos de las zonas rurales. Gracias al Observatorio de la Descarbonización Rural que promovemos, podemos afirmar que hay que poner especial atención en la descarbonización del transporte en las zonas rurales. Más del 90% del crecimiento del vehículo eléctrico se ha producido en este último año en ámbitos no rurales. La causa: la escasa red pública de recarga. Sin infraestructura pública de recarga no podrá desplegarse el vehículo en estas zonas, pero además será una barrera para los usuarios de las ciudades, pues no tendrán cómo recargar sus coches cuando se desplacen a estas zonas. En definitiva, las redes serán los cimientos sobre los que se apoye la independencia energética y la descarbonización, y serán la base de una profunda transformación de nuestra forma de interactuar con la energía, como individuos y como sociedad.