La Transición Energética, problema y solución

En su décimo aniversario, elEconomista Energía, a cuyo equipo aprovechamos para felicitar efusivamente, nos pide ni más ni menos que comentemos “cómo creemos que cambiará el sector energético en la próxima década”. A la vista de la situación actual, en medio de una crisis energética tan solo comparable a la de 1973, parece, al menos osado, especular sobre el futuro del sector energético en los próximos 10 años. Pero sigamos con esa crisis de 1973 que, en parte, se solucionó gracias al desarrollo de la energía nuclear y en España en los 80 dimos claro ejemplo de ello. Pero como estas inversiones nucleares dejaron en una precaria situación financiera a las empresas del sector, hubo de implantarse el denominado Marco Legal Estable como un salvavidas, una vez más, a costa de la tarifa eléctrica. En los 90, con la llegada masiva del gas natural a España, el ciclo combinado se convirtió en la panacea del sector por su rápida implantación y su menor coste, frente a las faraónicas inversiones nucleares. Así que se instalaron más de 25.000 MW de ciclos y más de 5.000 MW de cogeneración. Entre tanto, una minucia de unos 8.000 millones de euros que percibieron las empresas eléctricas como Costes de Transición a la Competencia (CTCs). Y, de repente... la transición energética que, a nuestro juicio, no es ni más ni menos que el triunfo de las tecnologías renovables más baratas, frente a las tecnologías tradicionales más caras. De forma que, para que lo pueda entender cualquiera, los tenedores de tecnologías tradicionales contaminantes van a maximizar sus beneficios a costa de lo que sea, incluso la economía nacional, hasta el momento en el que se vean obligados a cerrarlas. Todo esto, lo aderezamos a nivel internacional con una guerra originada por este mismo motivo. Rusia no va a permitir de forma pacífica que dejemos de consumir gas natural.

Y de nuevo en marco nacional, nos encontramos con el problema fundamental de que, a pesar de los CTCs, prácticamente el 60% de la producción de energía eléctrica continúa en manos de las empresas integradas verticalmente y se extiende al 100% de las tecnologías disponibles. Generación que está intentando blindarse ante posibles nuevos intentos de ajuste del mercado por parte del Gobierno y, por otra, restar toda la liquidez posible al mercado de futuros. Pero es precisamente esta transición energética quien nos puede dar solución a esta situación actual a través de: contratos a largo plazo de la demanda con activos renovables, autoconsumo fotovoltaico, y almacenamiento y flexibilidad de la demanda agregada. De este modo, podemos llegar al final de la próxima década con una dependencia mínima de las volatilidades del mercado spot en un sector descarbonizado y distribuido.