La eólica, clave para un nuevo modelo de sociedad

La actual situación socioeconómica derivada del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, ha creado un nuevo paradigma energético de emergencia mundial. Los conceptos de seguridad energética y de reducción de la dependencia energética del exterior, si bien llevan años en la agenda de los gobiernos occidentales, cobran ahora una importancia crucial, siendo las renovables una solución estructural y urgente. La principal guerra que libramos es la emergencia climática, pero la batalla concreta que tenemos ahora es la de superar los impactos socioeconómicos producidos por el precio del gas. Acelerar el despliegue renovable es prioritario, potenciando su cadena de valor industrial y tecnológica en Europa, donde destaca la eólica como mecanismo de competitividad y protección para los consumidores, ya que ayuda a reducir el precio de la electricidad. Debemos velar por nuestra industria renovable y corregir la actual situación económica de la industria europea de aerogeneradores, con gran presencia en España. La carrera por reducir el coste de la energía, las subastas pasadas adjudicadas a puro precio y el proteccionismo de ciertos mercados exteriores, amenazan a nuestro tejido industrial. Debemos avanzar hacia políticas de cadenas de valor, con subastas que capturen el máximo beneficio de cada tecnología renovable hacia la sociedad. No solo se trata de gastar lo menos posible en energía, sino de obtener mucho y en múltiples dimensiones (empleo de calidad, desarrollo local, valor añadido, etc.). España debe jugar un papel de liderazgo para no reproducir la dependencia y vulnerabilidad actual.

Para acelerar el despliegue renovable es vital optimizar, coordinar, simplificar y digitalizar los procesos administrativos entre las diferentes regiones y el gobierno central. Avanzar hacia una cohesión en medios humanos, procesos y herramientas, y cumplir los plazos de tramitación que se incluyen en la Directiva Europea de Renovables. Pero también encontrar un entendimiento con los territorios y sus gentes aumentando la aceptación social de la eólica, desde la corresponsabilidad de todos para luchar contra el cambio climático, cuidar de nuestra economía y potenciar nuestro peso industrial y tecnológico en el ámbito global. Debemos ser capaces de construir el modelo óptimo de estructuración empresarial en el mundo de la energía, con empresas tractoras potentes, con una base industrial y tecnológica de primer nivel, pero también un tejido productivo ágil y dinámico de menor tamaño. Las primeras son necesarias para traccionar cadenas de valor y aportar liderazgo tecnológico, estabilidad internacional e inercia económica; las segundas, para aportar dinamismo innovador y versatilidad. Tenemos años apasionantes por delante, con retos tecnológicos como la eólica marina, la gestionabilidad renovable o la producción de hidrógeno renovable. La eólica quiere ser el proyecto socioeconómico de futuro y la tecnología que nos haga avanzar hacia una sociedad y una economía más próspera, moderna, comprometida y resiliente.