La energía geotérmica en los años 20

Los ambiciosos objetivos de reducción de emisiones del PNIEC 2021-2030, se han visto holgadamente superados con el acuerdo de los Estados miembro, adoptado en 2021, para reducir en un 55% las emisiones de GEI en 2030. La guerra en Ucrania, iniciada un par de meses más tarde, ha evidenciado, de la manera más cruda, la debilidad estratégica de la posición europea. Las alternativas energéticas libres de carbono deberán implantarse de forma masiva y urgente a lo largo de la próxima década. El escenario de carestía de los hidrocarburos, especialmente del GN, iniciado en los últimos meses, coloca a las térmicas renovables en una posición excepcional para su despliegue sistemático en los próximos años en obra nueva y, especialmente, en rehabilitación. La actitud, con demasiada frecuencia dilatante, de las últimas décadas, deberá sustituirse por políticas efectivas que acometan las reformas pendientes a marchas forzadas. El rendimiento estacional de los sistemas de intercambio geotérmico e hidrotérmico, al menos 1,5 puntos superior a la mejor alternativa de mercado, va a impulsar su implantación a gran escala en las ciudades, optimizando el uso de la producción fotovoltaica local. La escalada de los precios de la energía eléctrica reduce de forma drástica el periodo de amortización de las sobreinversiones requeridas, por los sistemas de geointercambio, frente a otros sistemas sin combustión de producción de calor y frío. Con un TEWI (Total Equivalent Warming Impact) por kWh térmico generado, un 50% inferior al de cualquier otra tecnología, esta tecnología destaca como la Mejor Técnica Disponible para la climatización de espacios.

La capacidad, por defecto y en todo momento, de los sistemas de geointercambio para recuperar calor, constituye un aspecto clave que facilitará el despliegue de los Sistemas Urbanos de Climatización de muy baja temperatura, redes de 2 tubos y bajo coste de implantación, con capacidad de suministrar calefacción y refrigeración en un entorno donde las necesidades de frío asequible cobrarán una importancia creciente. La capacidad de almacenamiento y gestión del calor del terreno, permitirá la integración de estas redes con campos de sondeos que recibirán los excedentes térmicos procedentes de la climatización, la refrigeración, la ventilación, los sistemas solares térmicos o cualquier otro foco de calor que, en la actualidad, se pierde y pasa a ser un contribuyente neto de la isla urbana. El interés de las grandes operadoras petrolíferas por la energía geotérmica de alta temperatura, con aplicación directa a la generación eléctrica, abre nuevos escenarios. Los recursos del sector y la innovación en las tecnologías de perforación pueden facilitar que, 50 años después de completar un viaje a la Luna de 750.000 km, perforar un sondeo de 15 km de profundidad esté al alcance de la mano.