La adaptación a las nuevas energías y la necesidad de una estrategia realista

Hace diez años no oíamos hablar apenas de coches eléctricos. Tampoco de hidrógeno ni de utilizar el gas natural para mover vehículos. Apenas se hablaba de las estaciones de servicio automáticas. En esta última década, sin embargo, el sector ha experimentado un gran cambio. Con mucho esfuerzo, pequeños empresarios han conseguido hacerse un hueco en el mercado y competir con grandes marcas. La tecnología, flexibilidad, y el estudio y adaptación a las necesidades de los conductores, han sido factores determinantes para cambiar uno de los sectores más inmovilistas que teníamos en España. Antes de hablar de lo que sucederá en la próxima década, me parece indispensable recordar la capacidad que tiene este sector de transformarse ante los nuevos retos. Y esto es gracias a la tecnología, que será la clave de que esta transición llegue a buen puerto. La tecnología aplicada a las diferentes etapas del proceso, desde que se obtiene la fuente de energía (crudo, energía eléctrica, gas, hidrógeno, etc.) hasta que se vende en las estaciones de servicio automáticas. En nuestra opinión, anunciar sin justificación que el motor de combustión va a desaparecer en muy corto plazo de tiempo, es un hecho que puede conllevar a desincentivar la investigación en la fuente de energía actualmente mayoritaria. Lo que ya hoy está trayendo como consecuencia, un coste mayor en el refino del crudo y, por tanto, un mayor coste de los carburantes. Las estrategias deben, en definitiva, basarse en planteamientos realistas.

La energía debe estar al alcance de la ciudadanía, de toda la ciudadanía, incluyendo ahí a países emergentes y del tercer mundo. Las fuentes de energía deben ser abundantes, accesibles y baratas y, hoy por hoy, sólo los combustibles fósiles cumplen esta triple condición. Darles la espalda sin tener consolidadas las alternativas, es un salto al vacío que limitará el progreso y el bienestar de la humanidad. Todos tenemos claro que la energía con reducción de emisiones es el presente y el futuro, pero debemos saber de dónde venimos y fijar unos objetivos reales y alcanzables para el corto, medio y largo plazo. Tenemos que contar con las infraestructuras que ya tenemos y saber que su adaptación es crucial para satisfacer las necesidades que surjan durante los próximos diez años. Las estaciones automáticas estarán, en todo momento, prestando el servicio que el consumidor le demande.