De combustibles de transición a combustibles en transición

La visión de Gasnam sobre el modelo energético del futuro está íntimamente ligada a nuestro objeto social: ofrecer soluciones de descarbonización a los sectores denominados “difíciles de abatir”, como es el caso del transporte pesado por carretera o del transporte marítimo. El modelo energético del futuro deberá responder al reto de la descarbonización de la economía y, para ello, todos los sectores deberán contribuir a alcanzar los ambiciosos objetivos climáticos, también aquellos dónde la electrificación no parece ser la solución más idónea. Las necesidades de potencia, autonomía y tiempos de repostaje del transporte pesado, hacen necesario contar con combustibles neutros en carbono de alta densidad energética y que, además, sean seguros, haciendo frente a los problemas de toxicidad o de corrosión que plantean algunas de las soluciones más prometedoras. Todo ello, sin olvidar el necesario desarrollo de la infraestructura de suministro a buques o de una red de estaciones de servicio capilar y bien dimensionada.

El debate sobre la opción más adecuada es complejo. Escuchamos hablar de hidrógeno, metanol o amoniaco en una especie de competición para clarificar cuál será la opción vencedora. Sin embargo, lo que habitualmente se olvida mencionar es que todos ellos son combustibles en transición que comparten un camino común desde la versión fósil, producida habitualmente a partir de gas natural, hacia los combustibles sintéticos basados en hidrógeno verde y que solo estarán disponibles en el momento en el que exista suficiente cantidad de energía renovable y capacidad de electrólisis. La transformación del sistema energético requerida para atender esta evolución de los combustibles no será un “big bang” que avance en un solo paso desde las opciones fósiles hacia los combustibles cero emisiones, con toda probabilidad se producirá de forma incremental. Mirar al futuro no debe desviar la atención sobre otras alternativas energéticas muy valiosas y que ya está disponibles hoy en día, como es el caso de los combustibles producidos a partir de residuos orgánicos. El biometano, en su forma comprimida o licuada, BioGNC o el BioGNL, ya está disponible comercialmente en Europa como combustible de búnker marino y ha penetrado con fuerza en el sector del transporte por carretera de vehículos pesados, tanto en Europa como en América del Norte. Este combustible, además, se beneficia de una infraestructura bien desarrollada que minimiza las inversiones frente a otras soluciones. El biometano no solo reduce emisiones, sino que además ayuda a la gestión de residuos y contribuye a los objetivos de independencia energética. ¿Cómo será el sector energético en la próxima década? Sin duda será más circular, permitirá explotar todo el potencial de nuestros residuos y limitar la necesidad de importación de energía de terceros países.