Las comunidades energéticas, un nuevo catalizador para acelerar la transición energética

Las comunidades energéticas están de actualidad en un momento en el que el precio de la energía eléctrica es elevado. Suponen una oportunidad para ayudar a los entornos locales a mejorar su relación con la energía y a implicarse en el mundo de las energías renovables y la transición energética.

Para el IDAE (Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía), las comunidades energéticas son entidades jurídicas formadas por personas físicas, asociaciones, pymes o Administraciones Públicas. Sus principales objetivos son el aprovechamiento de la capacidad de generación de energía, la mejora de la eficiencia energética o el desarrollo de sistemas de movilidad sostenible. Suponen un concepto social en el que priman la gobernanza de ciudadanos, pymes y autoridades locales.

Las ventajas de estas comunidades son evidentes. Por un lado, proporcionan a los ciudadanos un acceso independiente a las energías renovables, pudiendo beneficiarse económicamente de su consumo y distribución. Además, crean oportunidades de inversión para ciudadanos y empresas locales. Por otro lado, conllevan ventajas medioambientales -reducción de los niveles de contaminación- y beneficios sociales -creación de empleo local, mayor equidad social y retornos para el entorno local-.

La Comisión Europea propuso la idea de las comunidades en 2016, con el objetivo de poner a los ciudadanos como eje del cambio hacia una transición energética sostenible. La normativa europea introduce dos conceptos sobre lo que se entiende como comunidad energética: Comunidad Ciudadana de Energía (Directiva UE 2019 / 944, sobre normas comunes para el mercado interior de la electricidad) y Comunidad de Energía Renovable (Directiva UE 2018 / 2001, sobre fomento del uso de energía procedente de fuentes renovables).

A nivel europeo, destaca el desarrollo de comunidades energéticas en los países nórdicos. Un caso destacado es el de Dinamarca, que aprovecha no solo la energía fotovoltaica sino también la eólica. Francia, Alemania y el Reino Unido también destacan, mientras que Polonia es uno de los principales promotores de las comunidades basadas en biomasa y geotermia.

En España, mediante el Real Decreto-ley 23/2020, de 23 de junio, se aprueban medidas en materia de energía y en otros ámbitos para la reactivación económica, modificando varios artículos de leyes anteriores. El Real Decreto define las Comunidades de Energías Renovables y señala que pueden basarse en instalaciones de cualquier vector energético, siempre y cuando sea renovable.

El tema de las comunidades energéticas se encuentra todavía en una etapa de arranque en nuestro país. Este tipo de comunidades no acaban de desarrollarse de la misma forma que el autoconsumo individual y serán necesarios agentes dinamizadores para su impulso. La falta de un marco normativo adecuado, la escasa extensión del movimiento cooperativo, la falta de cultura tecnológica, la ausencia de instrumentos de financiación o el desconocimiento del ciudadano sobre el funcionamiento del sistema eléctrico y energético, son algunas de las causas del limitado desarrollo. Por todo ello el número de iniciativas no es muy elevado, algo más de 20, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico.

En este escenario, y para impulsar entre otros temas el de las comunidades energéticas, el Gobierno español ha puesto en marcha el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica de Energías Renovables, Hidrógeno Renovable y Almacenamiento (PERTE ERHA). Este PERTE incluye ayudas para impulsar proyectos piloto innovadores de comunidades energéticas.

Para ZGR las comunidades energéticas son la consecuencia del autoconsumo energético a nivel local. Su objetivo es conseguir, en este ámbito, una producción de energía limpia con menor coste respecto al autoconsumo individual -por economía de escala- y mucho menor con respecto al de la energía obtenida de la red eléctrica, en un escenario de elevados precios de la electricidad. Básicamente consiste en la unión de empresas, particulares e instituciones para desarrollar plantas fotovoltaicas híbridas con almacenamiento en baterías, que faciliten la gestión y el control de la energía a nivel de la comunidad.

En ZGR, como grupo empresarial especializado en la gestión integral de la energía eléctrica, consideramos que este campo es muy interesante y hay mucho trabajo por hacer en cuanto a tecnologías para la regulación de la energía y control de las redes. Como soporte al desarrollo de comunidades energéticas, desde ZGR podemos aportar equipos y soluciones específicas -inversores solares STR, inversores bidireccionales para almacenamiento de energía en baterías, sistemas híbridos completos, sistemas de monitorización y control para la gestión de la energía, etc.-, servicio técnico local, garantías de los equipos o formación permanente.

El avance de las comunidades energéticas dependerá de actuaciones como las ayudas del PERTE. Pero también es necesario el establecimiento de un marco legal que elimine barreras burocráticas y que fije los requisitos necesarios. Además, se hace imprescindible el papel de agentes dinamizadores. Finalmente, es necesaria una actuación en paralelo en materia de formación y educación a las comunidades locales.

El mercado eléctrico español se encuentra en una situación óptima para el desarrollo de las comunidades energéticas. El coste de la energía es elevado, la capilaridad de la red deja todavía lagunas y muchos ciudadanos y pymes aspiran a una mejor y más eficiente cobertura eléctrica. En este escenario vemos oportunidades para contribuir a ese desarrollo, aprovechando nuestra cultura de innovación en soluciones energéticas y nuestra apuesta por facilitar el uso de nuevas fuentes de energía y de vectores energéticos limpios. Y con ello queremos también ayudar a España a avanzar en el camino de la transición energética.