España, con su Plan, lidera la revolución energética europea

    La semana pasada, el Gobierno presentó el Plan de Recuperación para la gestión y el desarrollo de los fondos Next Generation EU, que suponen para nuestro país la recepción de 140.000 millones de euros en transferencias y créditos para el periodo 2021-2026. El plan constituye el impulso más importante de nuestra historia en inversión pública para impulsar la economía verde.

    Si echamos un vistazo general, el Plan se estructura en torno a 5 objetivos principales:

    1. Modernizar el tejido productivo y la Administración.

    2. Impulsar la capacidad de crear empleos de calidad.

    3. Aumentar la productividad y el crecimiento potencial de la economía.

    4. Reducir las brechas sociales y de género.

    5. Impulsar la economía verde.

    En línea con las directrices establecidas desde la Unión Europea, las medidas que recoge el plan se estructuran en cuatro ejes de transformación: la transición ecológica, la transformación digital, la cohesión social y territorial, y la igualdad de género. Estas cuatro líneas de trabajo se van a desarrollar a través de diez políticas palanca y 30 componentes que articularán los proyectos específicos del plan.

    El calendario del Plan de Recuperación establece, para el corto plazo, promover la recuperación tras la emergencia sanitaria; para el medio plazo, impulsar la transformación integral de nuestra economía; y para el largo plazo, lograr que España alcance un desarrollo robusto, sostenible y resiliente desde el punto de vista económico-financiero, social y medioambiental.

    Ahora que tenemos el contexto general, si lo miramos más de cerca, El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia se articula a través de 212 medidas, de las que 110 son inversiones y 102 son reformas.

    Las inversiones van a movilizar cerca de 70.000 millones de euros en el periodo 2021-2023. No obstante, podemos ver que los ámbitos de la sostenibilidad y de la digitalización son los puntos cruciales y claves del Plan porque acapararán el 39% y el 29% de la inversión, respectivamente; la educación y la formación obtendrán el 10,5% de los recursos; y la I+D+i, el 7%. Un signo de la voluntad del Gobierno a comprometerse por la sostenibilidad, apoyar a los industriales y empresas en su transición ecológica y confirmar su posición de líder a nivel europeo en la transición energética del Viejo Continente.

    Y si seguimos mirando más en detalle el Plan, vemos que dentro de las principales reformas que contempla el plan se encuentran “un nuevo sistema energético y despliegue de renovable, con una hoja de ruta del hidrógeno verde”, pero también “la estrategia de movilidad sostenible y conectada” y “una reforma del sistema nacional de ciencia y apoyo a la innovación”.

    Por otra parte, no podemos olvidar que la Unión Europea nos ha puesto obligaciones a cumplir para 2030: alcanzar la neutralidad de carbono, lo que implica una reducción del 55% de nuestras emisiones de C02 al nivel europeo. La agenda 2030 de la Unión Europea ha tenido un doble ruido, primero la de la concienciación de que la transición energética no se puede hacer solamente con consejos y, en segundo lugar, también el ruido de un cambio de nuestro sistema económico. Sin embargo, el sector terciario no puede cambiar sin apoyo de su país.

    Con esta inversión, el Gobierno manda la señal de que está listo para cumplirlo y de ayudar las industrias y empresas a cumplirlo. Porque no podemos olvidar que la transición energética no se puede hacer solamente con prerrogativas por parte de las instituciones.

    Todo el sector industrial, que tiene la tasa más alta de emisiones de C02, tiene la voluntad de cambiar su modelo de negocio, quiere poder participar en la transición energética, obviamente. Pero sin un apoyo real de las instituciones es imposible porque, para ellos, el balance entre rentabilidad y sostenibilidad tiene que ser viable. Apoyar con subvenciones de parte del Gobierno traza el camino. El camino de la transición energética es cosa de todos, particulares, empresas e instituciones.

    El Plan de Recuperación del Gobierno da un camino real hasta la energía renovable, eso es cierto. Pero energía debe rimar con eficiencia, entonces la inversión debe hacerse en proyectos y tecnologías claves que pueden aportar la solución energética más eficiente para el sector industrial. Esta solución es, indudablemente, la energía solar para los industriales: España tiene el mayor potencial en energía solar de Europa y existen soluciones solares fabricadas en España que responden perfectamente a este objetivo. El solar es la clave para España en su objetivo de liderar la revolución energética en Europa.

    España tiene todas las cartas en su mano para poder convertirse en una España renovable a coste competitivo: cuenta con mucho recurso energético por unidad de área, tiene una baja densidad de población, cuenta con un bajo consumo per cápita y dispone de todos los elementos para generar energía renovable (sol, viento y agua).

    En resumen, la problemática climática a nivel mundial está clara, las directrices europeas están establecidas, y solo falta mucho trabajo tanto por la parte privada como por las instituciones públicas y el gobierno central.