Así es el plan de Endesa para la reconstrucción eléctrica de La Palma

La erupción del volcán Cumbre Vieja ha dañado gravemente el sistema de electrificación de la isla, llevándose por delante 25 centros de distribución, 136 kilómetros de líneas eléctricas, 85 torres de media tensión y 1.700 apoyos entre postes de madera, viéndose afectados unos 2.200 suministros.

Endesa se enfrenta a uno de los retos más complejos y ambiciosos que ha llevado a cabo una empresa energética hasta la fecha en nuestro país. La compañía ha iniciado hace poco más de un mes un Plan de Emergencia para la reconstrucción eléctrica de La Palma tras los daños sufridos por la erupción del volcán Cumbre Vieja. Dicho Plan, en el que trabajan unos 40 técnicos de Endesa y empresas colaboradoras, tiene como objetivo devolver completamente el suministro de luz a la isla canaria.

Este desastre natural no solo ha sepultado más de 1.300 edificaciones y unas 360 hectáreas de cultivo durante los tres meses que ha estado activo, provocando, sin duda, una tragedia de grandes dimensiones que ha dejado sin hogar y sin modo de vida a cientos de palmeros. La lava también ha dañado gravemente el sistema de electrificación de la isla, llevándose por delante 25 centros de distribución, algo más de 136 kilómetros de líneas eléctricas, 85 torres de media tensión, así como 1.700 apoyos entre postes de madera y los castilletes metálicos que soportan las redes de baja y media tensión, viéndose afectados unos 2.200 suministros. Los daños han alcanzado un coste que ronda los 10 millones de euros.

El problema de este tipo de catástrofes, señala a elEconomista Energía Carlos Lafoz, director de eDistribución de Endesa en Canarias, “es que no sabes cuánto tiempo pueden durar y, además, resulta muy difícil prevenir lo que va a pasar”. En el caso de La Palma, las coladas de lava han discurrido de forma caprichosa, lo que ha provocado una ruptura aleatoria de las redes, “de manera que las decisiones que se tomaban un día para minimizar los daños que se estaban produciendo en una zona, tres o cuatro días después no servían de nada porque la lava había tomado otra dirección”.

En estos tres meses, no solo se han perdido las instalaciones eléctricas en las zonas por donde ha transcurrido la lava, también se han cortado líneas que iban a zonas a las que la lava nunca llegó. La principal preocupación de Endesa era que estas coladas provocaran una caída en cascada de los postes eléctricos y se produjeran cortocircuitos o fallos en la red que dejara más ámbitos sin tensión. Para evitarlo, “intentábamos llegar antes que la lava y abrir los circuitos o descolgar cables de los postes y bajarlos al suelo para evitar la tracción del resto de torres”, explica Lafoz.

Plan de Contingencia

Nada más comenzar la erupción, Endesa puso en marcha un Plan de Contingencia. Una de las primeras medidas fue desplazar a la isla varios grupos electrógenos. Uno de ellos se instaló en La Condesa (Tazacorte) para alimentar el centro de distribución de la zona porque, aunque quedó intacto, la línea de media tensión fue arrasada por la lava por solo unos cuantos metros. El otro grupo electrógeno está en una zona de La Laguna donde quedaron dañados los cables que alimentan a 64 viviendas que han quedado en pie. “Afortunadamente, hemos podido controlar bastante bien la situación y solo se han producido cortes en las zonas evacuadas”, afirma Lafoz.

Dentro del Plan de Contingencia, la compañía también ha movilizado dos centros de transformación portátiles, un vehículo laboratorio para detectar posibles daños en el cableado subterráneo y grupos de presión para limpiar las cenizas. Asimismo, ha instalado 12 telemandos adicionales que se manejan desde el centro de control al objeto de ser más rápidos ante cualquier incidencia. Para valorar el alcance de los daños, sobre todo en las zonas cercanas al volcán, Endesa ha realizado vuelos con drones. Asimismo, la compañía ha utilizado una cámara termográfica para realizar el seguimiento a aquellas líneas en las que se ha perdido el anillado al objeto de detectar cualquier avería y proceder a su reparación.

Plan de Reconstrucción

Un día antes de que los científicos dieran por concluida oficialmente la erupción del Cumbre Vieja, Endesa ponía en marcha un plan de emergencia para la reconstrucción del sistema de electrificación en la isla y recuperar la normalidad lo antes posible. “Será una red diferente -afirma Carlos Lafoz-, ya que por donde ha pasado la lava es difícil hacer nuevos tendidos. En algunas zonas se está intentando excavar por la lava, pero la temperatura es aún muy elevada y hay desprendimiento de gases. Ahí estamos muy de la mano con el Cabildo, para ver por dónde van a pasar las trazas de las nuevas carreteras y aprovechar esas obras para poder pasar tubulares con líneas subterráneas y volver a reconstruir los anillos”. Una tarea titánica cuyo alcance económico aún no tienen evaluado, “ya que dependerá de las soluciones que tengamos que utilizar en función del grado de dificultad que nos encontremos”.

Uno de los objetivos más inmediatos del Plan de Reconstrucción es poder dar suministro a todas las edificaciones que han quedado fuera del perímetro de lava. Las primeras medidas se están centrando en el montaje de dos centrales térmicas de generación portátiles. La primera central se ha instalado en la zona de Hermosilla, cerca de la subestación Valle (al norte de Los Llanos de Aridane), con capacidad para suministrar 9 MW, cuya función es garantizar que, ante un fallo de la línea de transporte, la subestación Valle que no podía ser alimentada por esa falta de anillos, se pueda alimentar. Actualmente, ya se han iniciado las obras de la segunda central en Las Manchas, de 4 MW de potencia, una zona a la que hasta hace pocos días no se había podido acceder debido a la gran cantidad de gases y cenizas, y que suplirá la línea que anillaba a nivel eléctrico el norte con el sur de La Palma.