Los mantras cambian pero las necesidades siguen

Durante años uno de los mantras más repetidos en el sector eléctrico era que el mejor mix energético era el más diversificado porque permitía reforzar la seguridad de suministro. Desde hace algún tiempo, este discurso parece haberse olvidado para apostar por un sistema 100% renovable. Lejos de entrar en el debate sobre si es o no posible este supuesto -seguro que habría respuestas de todos los calibres- parece claro que el almacenamiento y la flexibilidad de la demanda estarán en el corazón de la respuesta para alcanzar un sistema eléctrico descarbonizado.

España, no sé si consciente o no de esta situación, ha vuelto a retomar el impulso a la instalación de plantas hidroeléctricas, auténticas gigabaterías. En estos momentos hay proyectos en tramitación por cerca de 15.000 millones de euros que permitirían incrementar de forma notable el nivel de seguridad de nuestro sistema en un momento en el que se teme por lo reducido del margen de seguridad que pivota esencialmente sobre los ciclos combinados.

La decisión de invertir o no en estas plantas se vincula ahora a la reforma del mercado mayorista de electricidad que se espera que inicie la tramitación este próximo mes de marzo. La intención de la Comisión Europea es tratar de incrementar la cantidad de energía con contratos a largo plazo.

España, por su parte, negocia un acuerdo con Portugal con la intención de tratar de unificar las políticas de uso del agua para la producción eléctrica. De este modo, pretenden lograr una mayor integración entre ambos mercados para evitar situaciones de estrés como la vivida este año por la fuerte sequía que ha asolado la península durante todo el año alcanzando niveles récord.