Autoabastecimiento solar en industria: una opción, un abanico de posibilidades

La energía solar es una fuente de energía renovable que, en los últimos años, se está convirtiendo en una opción cada vez más demandada en todo el mundo. Una situación que, además, se ha visto aún más acelerada por la crisis energética mundial y que ha puesto de manifiesto las ventajas de las energías renovables frente a otras alternativas tradicionales.

Recientemente, la Agencia Internacional de la Energía ha publicado un informe en el que afirma que, en 2027, la fotovoltaica será la principal fuente de energía instalada en todo el mundo, con una capacidad total que casi se verá duplicada en los próximos cinco años. Además, durante este periodo, y siempre según las estimaciones de la Agencia, se llevarán a cabo tantas instalaciones como se han realizado en los últimos veinte años.

No en vano, industrias, empresas, comunidades de vecinos y domicilios particulares apuestan cada vez más por el abastecimiento fotovoltaico como alternativa a los combustibles fósiles tradicionales que, como el gas, vinieron marcando su hegemonía durante las últimas décadas. A diferencia de estos últimos, la energía solar no conlleva emisiones de dióxido de carbono, lo que la convierte en una opción limpia, mucho más sostenible y respetuosa con el medio ambiente.

Ahora bien, optar por alternativas limpias y renovables, como el caso de la fotovoltaica, no es únicamente una decisión medioambientalmente responsable, sino que también es responsable en términos financieros. Y es que el autoabastecimiento permite al usuario reducir sus gastos de manera inmediata debido al alto coste que actualmente tiene la luz, pero también a largo plazo, ya que la infraestructura requerida se rentabiliza tras un periodo de amortización menor a 15 años.

A nivel político, desde las Administraciones son numerosas las ayudas o incentivos que, en la actualidad, nos facilitan poder optar por el autoabastecimiento solar. Si bien es una opción rentable, como comentaba arriba, es cierto que requiere de una inversión inicial más o menos elevada para las instalaciones. A nivel europeo, dichas ayudas se ofrecen a través de los Fondos Next Generation que, en España, se materializan a través del Plan de Transformación, Recuperación y Resiliencia del Gobierno.

Hasta ahora, he recalcado algunas de las variables que convierten la energía solar en una alternativa más que eficiente, en la alternativa del futuro. Partiendo de estos puntos, si nos centramos en su aplicación concreta en las industrias, nos topamos con algunas variables interesantes que me gustaría desgranar para entender plenamente el atractivo de la energía fotovoltaica en estos negocios.

Si bien la energía solar es una fuente de energía limpia, como comentaba anteriormente, a esto hay que añadirle que, a diferencia de los combustibles fósiles, también es inagotable: hablamos de una opción más sostenible a largo plazo para las propias industrias, además de para el medioambiente.

Factores externos y que escapan a nuestro control -tormentas eléctricas, fallos en la red o conflictos geopolíticos como en el que estamos inmersos actualmente- pueden propiciar interrupciones más o menos largas de suministro que, inevitablemente, supondrán pérdidas para el negocio o industria. El autoabastecimiento con energía solar, por el contrario, ayuda a reducir la dependencia de otras fuentes y a asegurar un suministro constante para cubrir las necesidades energéticas.

De esta manera, con la energía solar, las industrias pueden combatir la contaminación, acelerar la transformación ecológica del planeta y cambiar los patrones de producción y consumo. Pero, sobre todo, esta alternativa ayudará a mejorar su resiliencia ante imprevistos medioambientales o que marquen la agenda política global.

Además, la energía solar es más económica a largo plazo. Aunque la instalación inicial de paneles solares puede ser elevada para la industria, generará ahorros significativos en las facturas de energía, por no hablar de la protección y la estabilidad que garantizarán frente a futuros incrementos de las tarifas eléctricas.

Desde el primer día, su factura energética se reducirá entre un 30% y un 60% y, además, el retorno de la inversión se producirá en un plazo medio de 14 años. Por su parte, las soluciones fotovoltaicas presentan una vida útil que incluso supera los 30 años: algo más del doble del periodo de amortización. Sin olvidar que el autoconsumo facilita que la empresa tenga un conocimiento exacto de la energía que produce y que consume en todo momento.

Y, a este conocimiento y ahorro generalizados, debemos añadir la mejora en la imagen de marca. La apuesta de la industria por la energía solar puede ser atractiva para los potenciales consumidores, para los partners, para los trabajadores y, en definitiva, para todas las partes implicadas en la cadena de valor del negocio, ayudándole a mejorar su percepción como industria responsable y comprometida con el medio ambiente: una fuente de innovación y de diferenciación frente a sus competidores. Con respecto a las ayudas, de forma genérica la industria se podrá beneficiar de una subvención del 35% para pequeñas empresas, 25% para medianas y 15% para grandes empresas, gracias a los Fondos Next Generation.

Es necesario que todos los agentes implicados (nosotros, los proveedores de servicios a terceros; las Administraciones y, como no, también desde el otro lado, desde las industrias) apostemos por soluciones que contribuyan a la transformación ecológica y que den respuesta a las consecuencias del cambio climático. Y, en este sentido, creo que vamos por buen camino: el boom de la energía solar no ha hecho más que empezar. Por nuestra parte, en Veolia, hemos conseguido evitar más de 100.000 emisiones de CO2 en la industria a través de la gestión de más de 10.000 instalaciones fotovoltaicas. Y tú, ¿te animas?