El sector desconfía de las medidas para bajar el precio de la luz
Las grandes compañías energéticas apuntan a las subidas de los precios del gas y del CO2 como los principales responsables del escenario actual en el que la tarifa eléctrica ha alcanzado máximos históricos y reclaman recortes de impuestos y reformar el diseño del PVPC para limitar los riesgos
Las grandes compañías energéticas desconfían de que las medidas anunciadas por el Gobierno en los días previos a la celebración del Foro, tengan un efecto significativo en la contención del precio de la electricidad en España. De hecho, prevén que el recibo no registrará una bajada relevante hasta la primavera de 2022.
Durante sus intervenciones en la primera mesa redonda de la jornada, la consejera delegada de Iberdrola España, Ángeles Santamaría, recordó que desde 2018 viene advirtiendo de que el diseño del PVPC y de cómo traslada el riesgo del precio mayorista a los consumidores “era fuente de problemas”, y abogó por su revisión. Por su parte, el consejero delegado de Endesa, José Bogas, señaló que “la política energética, el desarrollo de renovables y la sostenibilidad del sistema van en la línea de abaratar los precios a futuro. Ese es el camino correcto, pero tenemos un problema, que el PVPC está ligado al mercado mayorista”, comentó Bogas.
El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, incidió, por su parte, en la necesidad de implantar mecanismos de ajuste en frontera de los derechos de CO2 como medida para paliar el alza del precio de la electricidad. El responsable de la petrolera española alertó de que “estamos pagando la factura de la transición en estos momentos los consumidores y la competitividad de la industria”.
Loreto Ordóñez, consejera delegada de Engie España, indicó que la “presión brutal” en los precios de la electricidad “viene muy motivada por las commodities subyacentes, es decir, por el gas y el CO2”. En su opinión, “el precio eléctrico continuará alto hasta la primavera de 2022 y, a partir de entonces, bajarán de los 110-120 euros/MWh a algo próximo a 90 euros”, ha proyectado la directiva, quien vaticina que “el gas va a bajar mucho, de 50-60 euros a cerca de los 30 euros”, mientras que “no sabemos qué va a pasar con el CO2 porque no es físico, es bastante más sintético”. “Vemos una situación ciertamente de tensión hasta primavera y, a partir de entonces, una volatilidad con la incertidumbre del CO2”, reiteró Ordóñez, para quien las medidas anunciadas hasta la fecha por el Gobierno tienen un efecto muy limitado en la contención de los precios de la factura eléctrica.
Bogas, mientras, sostuvo que en la subida del recibo “el problema no es el C02”, aunque “haya momentos puntuales que, por alguna razón, tenga una volatilidad mayor”. “El problema es el precio del gas; en abril de 2020 estaba a 5 euros y ahora a 60 euros”, recordó el ejecutivo de Endesa, quien explicó que de los 38 euros/MWh de subida en el precio eléctrico en el último año, “31 se deben al gas y 7 al CO2”. “Hay un sistema marginalista y unas commodities que cotizan a nivel mundial. Con el sistema marginalista de gas ocurre la mejor asignación de recursos a nivel mundial, y España y Europa estamos contribuyendo a minorar los costes, pero elevándolos bastante en España”, precisó.
Para Bogas, las medidas tomadas por el Gobierno “van a ayudar”, pero quiso puntualizar sobre los efectos finales reales en la factura de la luz actual. “Hasta agosto el cliente medio, ha pagado 56 euros al mes, que son 10 euros más que en 2020; en 2012, 2015 y 2018 se pagaron 54 euros al mes. Es decir, estamos haciendo una tormenta en un vaso de agua”, afirmó. “Lo que se espera hasta la primavera es un precio que va a estar en 60 y tantos euros y el presidente del Gobierno dice que van a hacer medidas que van a hacer que se vuelva a los 54, 55, 56 euros”, agregó. “Espero y deseo que las medidas que tome el Gobierno hagan eso y se consiga bajar el recibo de la luz”, pero “sin hacer barbaridades”, apostilló.
Para Rafael Mateo, consejero delegado de Acciona Energía, “el CO2 sube porque sube el gas”, del que “dependemos” en el sistema ibérico. Mateo se mostró crítico con la respuesta de España a un problema histórico: la dependencia energética. “En 2019, teníamos un 75% de dependencia energética y no hemos hecho nada de forma acelerada para dejar de depender del gas. No tenemos gas, ni combustibles fósiles, importamos 45.000 millones de productos energéticos, a razón de 125 millones quemados cada día”, lamentó el directivo, quien reseñó que mientras que en España se ha reducido en dos puntos porcentuales durante la última década, Chile, “una isla energética”, lo ha hecho en cinco puntos. En su opinión, para confrontarla, “hay soluciones” que discurren por “el único producto energético ilimitado y autóctono, llámese viento, sol, etc.”. Y, además, ha enfatizado, “hay absoluto consenso para que sea el más eficiente en términos de coste”. La solución es acelerar la transición energética, hacer más renovables”, remachó Mateo.
Acelerar la descarbonización
En una línea similar, Rui Teixeira, consejero delegado de EDP, incidió en que “el desarrollo económico que llevamos desde hace años tiene que tener sostenibilidad, porque el coste de no tenerla son impactos en el clima y es la imposibilidad de alcanzar la reducción de temperatura que todos nos hemos comprometido en el Acuerdo de París, y si no lo hacemos veremos muchos más eventos climáticos”. “Ese coste es muy superior a cualquiera que podamos decir que en un periodo de tiempo nos va afectando como consumidor individual o como compañías”, avisó.
“Y para eso el 50-55%, que es un tema es de medio largo plazo”, tiene unas características que son “fundamentales”, dijo Teixeira, como “acelerar la descarbonización, más electrificación, más eficiencia, introducir hidrógeno como combustible que va a permitir la última milla de descarbonización, más renovables y más innovación tecnológica; porque hoy necesitamos de gas, pero no está claro que en 2030 necesitemos de gas”, aseguró.
“Sea por hidrógeno verde, por baterías o por el secuestro de carbono, si estas tecnologías van evolucionando, permitiría tener un sistema mucho más descarbonizado, mucho más renovable y sin estar expuestos a estas volatilidades de precios internacionales que, además, tienen un componente geopolítico que se nos escapa de forma brutal”, defendió.