Alternativas y diálogo frente al fondo para las renovables

El pasado 1 de junio, el Consejo de Ministros remitió a las Cortes el Proyecto de Ley por la que se crea el Fondo Nacional para la Sostenibilidad del Sistema Eléctrico (FNSSE). En estos momentos, el FNSSE se encuentra en la Comisión de Transición Ecológica y Reto Demográfico del Congreso, la cual deberá votar las enmiendas presentadas por los diferentes grupos parlamentarios. El objetivo marcado por el Gobierno para aprobar esta medida es el de aliviar los costes del régimen especial de la energía renovable eléctrica, gravando al resto de consumos energéticos.

Esta medida, además de injusta al gravar a sectores energéticos que fueron ajenos a la creación del déficit de las renovables, generará una serie de problemas que se trasladarán a otros sectores, especialmente al industrial, a través de un incremento en el precio de la energía.

Claro ejemplo de ello será la industria calorífica, gran consumidora de gas al necesitar de grandes temperaturas para operar, que incluye a sectores tan relevantes como el sector del papel o el cerámico, entre otros.

Es necesario destacar que el impacto sobre el sector industrial se produciría en un contexto de reconocida desindustrialización a nivel europeo, que requiere de ambiciosas medidas de los Estados miembro de la UE para proteger el tejido industrial que permanece y atrae a nuevos inversores. Una atracción que no se conseguirá con mayores costes energéticos.

En Europa, la actual crisis económica y social fruto de la pandemia sanitaria ha puesto de relieve la importancia de la economía real y de una industria fuerte.

La interacción de la industria con el resto del entramado económico va mucho más allá del propio proceso productivo. Su actividad se integra en cadenas de valor cada vez más ricas y complejas, en las que confluyen empresas de diferentes dimensiones de todos los sectores y países.

Esta es la única manera de conseguir un crecimiento sostenible, crear empleo cualificado y de alto valor añadido, y dar respuesta a los enormes retos sociales a los que nos enfrentamos. Para ello, es necesaria una visión de largo alcance que se centre en la inversión y en la innovación pero garantizando, al mismo tiempo, la competitividad.

Es por ello por lo que cualquier medida normativa en el ámbito energético debe considerar siempre todas las derivadas sobre nuestro tejido productivo.

Prueba de ello es que, a principios de año, el Consejo de Estado emitió un informe en el que apuntaba que no se había realizado un análisis de impacto suficiente y que tendría consecuencias directas sobre los consumidores y sobre la competitividad de la industria en los mercados internacionales.

Precisamente, numerosas voces autorizadas del mundo empresarial han alertado sobre la pérdida de inversiones internacionales que sufriría España en caso de la entrada en vigor del Fondo en los términos actuales.

El sector gasista ha solicitado al MITERD que abra una vía de diálogo con el sector, así como con otras industrias potencialmente afectadas, para buscar alternativas que nos acerquen a los objetivos de descarbonización, sin dañar de manera innecesaria a algunos actores relevantes del sector energético y a la competitividad del sector industrial.

SEDIGAS siempre ha defendido el proceso de descarbonización y ha dado importantes pasos en dicha dirección a través del fomento y desarrollo de los gases renovables, biogás-biometano e hidrógeno.

No obstante, con una hipotética implantación del FNSSE, tal y como ha sido concebido, los proyectos para el desarrollo de estas energías térmicas renovables se verían también lastrados.

Asimismo, el sector industrial en su conjunto está comprometido con la descarbonización, sin perder de vista el empleo y la competitividad empresarial, en mercados sujetos a una competencia global y a un importante riesgo de deslocalización. Muestra de ello son los importantes esfuerzos en la optimización de la eficiencia energética y la reducción de emisiones de CO2.

Es necesario que el MITERD analice el impacto que tendría la aprobación del FNSSE y el mensaje que estaría trasladando al exterior.

Creemos que acabar con el déficit generado por las renovables no puede tener un impacto tan directo en un sector industrial ya debilitado, ni frenar el atractivo de nuestro país para la inversión exterior.

El diálogo y la búsqueda de soluciones alternativas entre el Gobierno y el conjunto del sector energético deben ser las claves que marquen la agenda en los próximos meses.