Las emisiones de CO2 registran su segunda mayor subida en 2021

La Agencia Internacional de la Energía señala que la subida de las emisiones mundiales registrada en 2021, se ha debido al importante repunte del uso del carbón y del petróleo a lo largo del año, a pesar de los avances conseguidos por las renovables y la movilidad eléctrica.

Aunque 2020 ha sido un año económicamente complicado debido a la crisis sanitaria, las energías renovables crecieron con fuerza y las ventas de vehículos eléctricos registraron nuevos récords. De hecho, en la mayoría de los mercados, la fotovoltaica o la eólica representan, actualmente, la fuente más barata de nueva generación de electricidad. Sin embargo, a pesar de todos los avances conseguidos por ambos sectores, en 2021 los precios en los mercados del gas natural, el carbón y la electricidad se han disparado, a la vez que se ha producido un repunte importante del uso del carbón y del petróleo, lo que ha provocado que se registre el segundo mayor crecimiento anual de la historia en emisiones de CO2.

En su informe anual de Perspectivas -World Energy Outlook 2021-, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) señala que, a diferencia de lo que ha sucedido este año, la demanda de petróleo se reduce por primera vez en todos los escenarios contemplados (Políticas Declaradas, Promesas Anunciadas y Cero Emisiones Netas), aunque el momento y la velocidad varían significativamente según los países. El punto máximo de la demanda se alcanzaría en 2025. A partir de esa fecha, se produciría un descenso gradual, de manera que, en 2050, se consumirían 75 millones de barriles de petróleo al día, mientras que esta cifra se reduciría a 25 millones de barriles en 2050 en el escenario Cero Emisiones Netas (NZE).

La demanda de gas natural, por su parte, aumenta en los tres escenarios en los próximos cinco años pero, tras este periodo, hay grandes diferencias por regiones. Además, la mayor eficiencia de los edificios hará que su consumo sea menor. La participación de las renovables variables en la generación de electricidad también aumenta en todos los escenarios hasta un 40-70% en 2050 (e incluso más en algunas regiones), en comparación con el promedio ligeramente inferior al 10% de la actualidad.

La demanda de carbón desciende en todos los escenarios, especialmente en el de Promesas Anunciadas (APS), una caída que podría acelerarse aún más tras el anuncio de China de no seguir apoyando la construcción de plantas de carbón en el extranjero. Esta decisión podría suponer la cancelación de hasta 190 GW en proyectos planificados que dejarían de emitir 20 Gt de emisiones de CO2 acumuladas en 2050. Aunque en los últimos años se ha reducido drásticamente la aprobación de nuevas centrales de carbón, actualmente se están construyendo unos 140 GW de nuevas plantas de este tipo y más de 400 GW se encuentran en diferentes fases de planificación.

El informe señala las cuatro medidas básicas que deben adoptarse durante la próxima década y que pueden ayudar a cerrar la brecha entre los compromisos actuales y la trayectoria para estabilizar el aumento de la temperatura mundial en 1,5°C durante los próximos diez años, además de respaldar una mayor reducción de las emisiones en el período posterior a 2030: un impulso masivo de la electrificación limpia, poner el foco de atención en mejorar la eficiencia energética, un amplio impulso para reducir las emisiones de metano y acelerar radicalmente la innovación en energías limpias.

Escenario STEPS

El Escenario de Políticas Declaradas (STEPS), que analiza las medidas adoptadas por los gobiernos en cada sector así como las políticas específicas que están en marcha, muestra que la demanda de combustibles fósiles se desacelera hasta 2030 y cae ligeramente en 2050.

Concretamente, la demanda de gas natural cae un 10% en 2050 gracias a un menor consumo en los sectores de energía e industria en los mercados asiáticos. La demanda de petróleo comienza a disminuir en esta década como resultado de un crecimiento más moderado en petroquímicos, mientras que el uso del carbón se mantiene por encima de las proyecciones del año pasado hasta 2030, aunque su posterior declive es más rápido de lo proyectado en el informe WEO-2020.

Casi la totalidad del crecimiento neto de la demanda energética hasta 2050 se cubre con fuentes de bajas emisiones; de hecho, la generación a partir de energía eólica y fotovoltaica en 2050 es un 20% y un 15% más alta, respectivamente. Sin embargo, las emisiones anuales apenas sufrirán cambios, de manera que las temperaturas mundiales medias seguirán aumentando hasta alcanzar los 2,6°C en 2100, en comparación con los niveles preindustriales. De hecho, las emisiones de las economías de mercados emergentes y en desarrollo (excluida China), especialmente las generadas por la industria y el transporte, aumentan más de 5 Gt hasta 2050 debido a la ampliación de infraestructuras en sus territorios.

Escenario APS

El Escenario de Promesas Anunciadas (APS) contempla que si todos los Gobiernos cumplieran sus objetivos climáticos a tiempo y en su totalidad, las emisiones mundiales de CO2 relacionadas con la energía caerían un 40% en 2050.

Las fuentes de generación de energía de bajas emisiones representarían la mayor parte del aumento de capacidad de este escenario, con incrementos anuales de la fotovoltaica y la eólica, que alcanzarían los 500 GW en 2030, de forma que el consumo de carbón en el sector eléctrico sería un 20% inferior a los máximos registrados recientemente en esta década. Asimismo, el rápido aumento de las ventas de vehículos eléctricos y las continuas mejoras en eficiencia -que reducirían el consumo de combustibles-, provocarían un pico en la demanda de petróleo en torno a 2025. No obstante, el incremento medio de la temperatura mundial en 2100 se mantendría en torno a 2,1°C, por encima de los niveles preindustriales.

Aunque en este escenario se duplica la financiación y la inversión en energías limpias durante la próxima década, las medidas adoptadas a 2030 no son suficientes para conseguir la reducción de emisiones necesaria para dejar la puerta abierta a la trayectoria de Cero Emisiones Netas en 2050. De hecho, el informe señala que para cumplir el objetivo de 1,5°C, sería necesario aumentar la inversión anual en infraestructuras y proyectos de energías limpias hasta casi 4 billones de dólares de aquí a 2030.

Uno de los principales motivos, es que los compromisos climáticos actuales revelan importantes divergencias entre los países en cuanto a la rapidez con la que se han comprometido a llevar a cabo sus transiciones energéticas. Junto a sus logros, este escenario también incluye el germen de nuevas divisiones y tensiones en el ámbito del comercio internacional de bienes intensivos en energía o en materia de finanzas e inversiones internacionales.

Para que las transiciones energéticas se lleven a cabo de manera eficaz, ordenada y generalizada, todos los países tendrán que esforzarse más por armonizar y reforzar sus objetivos a 2030 y convertirlos en una transición mundial colaborativa en la que nadie quede atrás.

Escenario NZE

En el Escenario Cero Emisiones Netas (NZE), que establece las medidas necesarias para que el sector energético mundial logre la neutralidad climática en 2050, se contemplan unos 240 millones de sistemas fotovoltaicos en tejados y 1.600 millones de vehículos eléctricos en 2050.

Un sistema de generación de electricidad basado en las renovables tendrá que funcionar de manera muy flexible, apoyándose en una capacidad adecuada, redes robustas, almacenamiento en baterías y fuentes de electricidad con bajas emisiones gestionables -hidroeléctrica, geotermia y bioenergía, centrales alimentadas con hidrógeno y amoníaco, o pequeños reactores nucleares modulares- y requerirá de tecnologías digitales que puedan propiciar una respuesta de la demanda y gestionar de manera segura los flujos multidireccionales de datos y energía. En este escenario, la electricidad representa alrededor del 50% del uso final de energía para 2050.

También serán necesarias políticas que ayuden a los consumidores a sufragar los costes iniciales que comportan las mejoras en la eficiencia y equipos de bajas emisiones, como los vehículos eléctricos o las bombas de calor, para amortiguar el impacto de las subidas de precios de las materias primas.

En este escenario, también se contempla una oportunidad de mercado anual que supera el billón de dólares de aquí a 2050 para los fabricantes de turbinas eólicas, paneles solares, baterías de ion-litio, electrolizadores y pilas de combustible, a la vez que se señala la creación de unos 26 millones de empleos en renovables y sectores relacionados.