Energía solar y ‘blockchain’, claves para la transición energética

El autoconsumo ya no es una aspiración, es una realidad que empezamos a ver reflejada en los tejados de nuestras ciudades. La sociedad, inmersa en una auténtica revolución energética, avanza hacia un sistema donde la generación renovable y descentralizada será protagonista, dando lugar a auténticas comunidades energéticas. Una de las grandes apuestas del sector es el autoconsumo compartido basado en blockchain, un modelo que une tecnología y digitalización.

Para crear una comunidad energética, el autoconsumo compartido y la tecnología blockchain son la clave, al permitir la trazabilidad de la energía suministrada hasta su origen -la placa solar- y con la fiabilidad de la encriptación de la información que facilita esta innovadora tecnología. Además, no debemos olvidar que la principal clave cuando hablamos de autoconsumo, es el consumidor. Él es el eje central donde empieza el cambio.

El cambio consiste en el empoderamiento del consumidor que deja de ser un mero expectante para convertirse en el actor protagonista, impulsando su transformación de consumer a prosumer, involucrándolo en el ciclo de generación de energía para que pueda consumirla y compartirla, junto a otros prosumer que devienen en una auténtica comunidad.

Mediante la creación de este tipo de comunidades energéticas, las empresas, los negocios y, sobre todo, las familias -vecinos- podrán gestionar, almacenar y compartir la energía que generen, maximizando el uso racional y responsable de la misma e impulsando extraordinariamente la sostenibilidad medioambiental.

El futuro estará formado por estas comunidades energéticas que, gracias a la digitalización, interactuarán en un market place energético de prosumers, donde podrán compartir, comprar o vender la electricidad de origen renovable, fomentando una economía descentralizada y circular donde las baterías de almacenamiento o los puntos de recarga de vehículos eléctricos adquirirán un gran protagonismo.

Combinar autoconsumo y blockchain permite digitalizar la energía, gestionar los excedentes dentro de la comunidad, garantizar su origen verde permitiendo una trazabilidad desde la generación al consumo y producir un ingreso pasivo a los propietarios de las instalaciones de autoconsumo.

Actualmente, el cliente que está más familiarizado con el autoconsumo es el industrial. En cambio, si nos vamos al ámbito residencial, el perfil predominante son residentes de viviendas unifamiliares, que buscan un ahorro en su factura energética y un impacto positivo.

Para lograr una transformación energética real, debemos facilitar la creación de comunidades energéticas en las ciudades mediante el impulso de la innovación en el sector fotovoltaico.

La apuesta es segura, no solo porque ya es la energía renovable más barata, tal y como señala la Agencia Internacional de la Energía (AIE) en su informe World Energy Outlook 2020, sino porque su crecimiento es imparable, gracias a factores como la constante reducción de costes de las instalaciones y la mayor eficiencia de paneles solares. Wood Mackenzie pronosticó, en su informe Eclipse Total, cómo la caída de los costes asegurará el dominio de la energía solar, que el coste de inversión en energía solar fotovoltaica podría caer en un 25% adicional en la próxima década.

Gracias a los compromisos europeos y su apuesta por impulsar el llamado Green Deal, España podría convertirse en uno de los países de referencia en energía fotovoltaica dado que es el país de la UE con mayor radiación solar. A esto hay que sumar que contamos con una legislación favorable para la implantación de las energías renovables y un Gobierno que apuesta por su desarrollo.

Prueba de ello, es la Estrategia Nacional de Autoconsumo, que se enmarca en la Ley del Cambio Climático, y el proyecto del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que el Gobierno ha presentado recientemente y que apunta a las energías renovables como pieza clave para la recuperación económica.

Este plan apuesta por el impulso para la transformación a gran escala del sistema energético. Para ello, destinara fondos al desarrollo de renovables innovadoras, integradas en la edificación y en los procesos productivos, en sectores estratégicos de la industria y el despliegue de instalaciones de autoconsumo.

Podemos decir que la sociedad está cada vez más concienciada de la necesidad de un futuro verde basado en el autoconsumo, cuyo impacto medioambiental es mínimo, aporta beneficios de tipo económico como el ahorro en la factura eléctrica y supone una ganancia pasiva con la amortización de la instalación en cinco o siete años.

Y si hablamos de beneficios medioambientales, sin duda hay que resaltar el ahorro de emisiones de CO2, con la consiguiente reducción de la huella de carbono, en base a instalaciones que producirán energía durante más de 30 años. Y para el ecosistema de empresas que operamos en el sector es también una oportunidad de generar crecimiento económico, con una innegable aportación social y medioambiental.

El camino para conseguir que el autoconsumo basado en blockchain se abra paso en nuestras vidas ya se ha iniciado, y contando con el apoyo y los recursos necesarios, lograremos alcanzar un sistema basado en energías limpias que abarate los costes, genere nuevas oportunidades y, sobre todo, ayude a paliar la emergencia climática que estamos viviendo.