Alianza europea en defensa de los ecocombustibles

En un escrito conjunto remitido a Bruselas, más de 200 entidades reclaman un mecanismo que compute los combustibles renovables en las emisiones de CO2 de las flotas de vehículos nuevos.

Para lograr una UE climáticamente neutra para 2050 y el objetivo intermedio de, al menos, un 55% de reducción neta de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030, la Comisión prepara la revisión de dos reglamentos.

Uno de ellos, tal y como explican desde Gasnam a elEconomista Energía, es el Reglamento (UE) 2019/631 del Parlamento Europeo y del Consejo de 17 de abril de 2019, por el que se establecen normas de comportamiento en materia de emisiones de CO2 de los turismos y vehículos comerciales ligeros nuevos, fija un objetivo de reducción de emisiones contaminantes para turismos del 37,5% y del 31% para furgonetas en 2030, en ambos casos con respecto a los niveles que se registren en 2021. Se establece también un objetivo intermedio según el cual, tanto turismos como furgonetas, tendrán que emitir un 15% menos de CO2 en 2025. Es decir, el promedio de las emisiones de las flotas de vehículos nuevos no deberá superar los 95 gramos de CO2 por kilómetro en 2021, 81 gramos de CO2 por km en 2025 y 67 gramos de CO2 por kilómetro en 2030. Superar estos límites implica importantes sanciones económicas para los fabricantes.

Los vehículos pesados nuevos también deberán recortar considerablemente sus emisiones, señalan desde Gasnam. El Reglamento (UE) 2019/1242 establece una reducción de las emisiones de CO2 del 15% para el transporte pesado en 2025 y del 30% en 2030, en comparación con los niveles registrados en 2019.

Adicionalmente, Europa ha establecido un objetivo para la penetración de energía renovable en el transporte mediante la Directiva (UE) 2018/2001. En el año 2030, el 14% de la energía empleada en el sector deberá ser de origen renovable y un 3,5% de esta cifra deberá cubrirse por medio de biogás cuyo origen no sean los cultivos.

El hecho es que el marco regulatorio europeo “no se diseñó pensando en la existencia de combustibles renovables y neutros en carbono, como es el caso del biogás”, explica Eugenia Sillero, secretaria general de Gasnam. “Estos combustibles- afirma- podrían acelerar el proceso de descarbonización del transporte, dado que se emplean en los mismos vehículos que ya circulan hoy en día con combustibles fósiles; sin embargo, el enfoque del Tanque a la Rueda (Tank to Wheel) de la regulación actual, que únicamente considera la energía, supone una barrera para la pervivencia de los motores de combustión y, con ello, cierra la puerta al uso de los combustibles renovables y a su potencial para alcanzar los objetivos climáticos de manera inmediata”, explica la secretaria general de la asociación.

Sistema de crédito voluntario

Con el objetivo de revertir esta situación, Gasnam, junto con 223 asociaciones, empresas, universidades y centros tecnológicos, ha remitido un escrito conjunto a la Comisión Europea solicitando que se considere la contribución de los combustibles renovables para alcanzar los objetivos climáticos del transporte y garantizar la transición hacia una movilidad neutra en carbono.

El documento, basado en dos estudios de la consultora Frontier Economics, solicita, por un lado, que la regulación adopte un enfoque Well-to-Wheel (del Pozo a la Rueda), es decir, que considere las emisiones en todo el proceso, desde la generación de la energía hasta su utilización en el vehículo. Por otro lado, solicita la creación de un sistema de créditos en los que los productores de energía renovable generen una declaración de sostenibilidad que puedan adquirir los fabricantes de vehículos para poder compensar las emisiones de CO2, evitando así las multas anteriormente mencionadas.

Este sistema de crédito voluntario, según reza el escrito, “no solo permitiría a los fabricantes de automóviles beneficiarse del uso de combustibles renovables sostenibles para cumplir con los objetivos de emisiones de sus flotas, también enviaría señales de inversión para que los proveedores de combustible se embarquen en la producción a gran escala de combustibles renovables sostenibles para la descarbonización de vehículos, así como de otros modos de transporte, ya sea el marítimo o la aviación”.

Desde Repsol, otra de las entidades españolas que ha decidido sumarse al escrito remitido a Bruselas, consideran que el enfoque actual, centrado únicamente en las emisiones del tubo de escape de los vehículos nuevos, “no garantiza la transición hacia una movilidad climáticamente neutra”, de ahí que, en vista de la preparación del Paquete Fit for 55, que se presentará el próximo 14 de julio, hagan hincapié en “la necesidad de incluir la contribución de los combustibles renovables de bajas emisiones en la revisión de la normativa sobre las emisiones de CO2 para coches y furgonetas que, a día de hoy, sólo prevé la electrificación como la única alternativa de cumplimiento posible”.

A este respecto, subrayan que los combustibles renovables “están destinados a complementar y no a disminuir los esfuerzos de la UE en materia de electrificación durante la transición a la movilidad de emisiones cero, mientras que las condiciones favorables para la batería eléctrica y las células de hidrógeno no se den plenamente en todos los Estados miembros”.

En su apuesta por la descarbonización de los combustibles líquidos Repsol, que incrementará la producción de biocombustibles sostenibles hasta los 1,3 millones de toneladas en 2025 y alcanzará los 2 millones de toneladas en 2030, ha anunciado la construcción, en la refinería de Cartagena, de la primera planta de producción de biocombustibles avanzados de España y la construcción en Bilbao de una de las mayores plantas del mundo de producción de combustibles sintéticos cero emisiones netas a partir de CO2 e hidrógeno renovable.