Una oportunidad única de transformación

El gas natural es hoy la tercera energía más demandada a nivel mundial, con el 24% de la demanda y, según datos de IEA, se prevé un incremento del 35% en los próximos 20 años. Estos datos señalan la importancia del gas natural y sus infraestructuras, especialmente en el sector industrial, que en España supone el 62% del consumo nacional total y, cuyo funcionamiento, está ligado al gas natural, dada la escasa competitividad técnica y económica de otras fuentes de energía a la hora de cubrir determinadas necesidades térmicas. La demanda energética del sector industrial y su progresiva descarbonización supone todo un desafío de futuro en el que los gases renovables y la potente infraestructura gasista con la que cuenta nuestro país juegan un papel clave. La inyección de gases renovables, como el biometano y el hidrógeno verde, en la actual red de distribución puede alimentar de manera sostenible, eficiente y económica a las industrias del país, impulsando la descarbonización de una parte muy relevante de la economía nacional y reduciendo la dependencia energética con el exterior.

El biometano tiene la capacidad de integrar la economía circular en la generación de energía renovable y podría suponer un vector de desarrollo para la España vaciada. Es, además, totalmente intercambiable con el gas natural, por lo que las infraestructuras actuales pueden aprovecharse de manera inmediata. Lo mismo ocurre con el hidrógeno verde, otro gas renovable aún en fase de desarrollo, que se presenta como una solución sostenible a los retos de descarbonización de la economía a los que nos enfrentamos. Las infraestructuras gasistas permiten ya la inyección de hidrógeno para su distribución mezclado con el gas natural en proporciones que, mediante los esfuerzos de investigación y desarrollo que compañías como Nortegas ya están abordando, serán crecientes y permitirían distribuir hidrógeno verde, tanto a las grandes industrias como a los hogares.

El sector gasista tiene capacidad para crecer y su participación en la descarbonización nacional es vital, ya que el gas natural sigue siendo una alternativa que sustituye otras fuentes de energía más contaminantes como el gasoil o el carbón. El biometano y el hidrógeno verde desempeñarán un papel fundamental en la reducción de emisiones en comunidades de gran actividad industrial como Asturias, Cantabria o Euskadi, en los hogares y como vector de la movilidad limpia en ciudades y corredores de transporte. Por ello, es imprescindible una colaboración público-privada que permita el desarrollo y la coinversión en proyectos de generación de gases renovables y un marco regulatorio claro y estable que aporte visibilidad y certidumbre. Este reto es ambicioso, pero al mismo tiempo nos da la oportunidad de reactivar, redefinir y transformar la economía generando empleo y bienestar a la sociedad; no nos podemos permitir dejarla escapar.