Tres pilares básicos para construir un futuro ‘carbon neutral’

La sociedad moderna se encuentra en un momento de transformación de su modelo productivo, para asegurar la sostenibilidad del planeta y su forma de vida en el futuro. Gobiernos, entidades y empresas coinciden en la necesidad de imponer una agenda verde que transforme los usos y costumbres de individuos y organizaciones. La industria es uno de los sectores más afectados por los cambios y supone una pieza clave en el proceso de transición energética iniciado, con 2030 como primer horizonte. Su actividad implica un enorme consumo de recursos naturales y de energía, con un impacto directo en términos económicos y medioambientales.

En los últimos años, algunos de estos actores han comenzado a trabajar en su estrategia basada en tres pilares: la implementación de medidas de eficiencia energética, la introducción de energías renovables en su negocio y la reducción de su huella de carbono. Todas ellas plantean un nuevo modelo energético eficiente y sostenible que mejore tanto los resultados económicos como energéticos y minimicen su impacto medioambiental. Para llevarlo a cabo, es imprescindible la gestión eficaz de los activos energéticos de la organización a partir del seguimiento y control permanente y en tiempo real de todos sus vectores energéticos.

Como segundo pilar de esta transición, se sitúan las energías renovables, capaces de ofrecer un recurso limpio, no contaminante e infinito, que elimine el impacto negativo para el medio ambiente de las fuentes energéticas actuales. Nuestro país, por ejemplo, aborda el reto de incrementar prácticamente al 100% la participación de las energías renovables en el uso final de la energía de cara a 2050. Las fuentes limpias, como la energía fotovoltaica o eólica, se encuentran en un momento óptimo para su implantación.

Por último, hablamos de la descarbonización como un proceso permanente de reducción de las emisiones de CO2 a la atmosfera a partir de una gestión inteligente de todos los activos energéticos de la empresa, la búsqueda constante de alternativas más sostenibles, la reducción de la generación de residuos y la apuesta por la compensación energética. Muchas empresas ya han puesto en marcha su transición, que precisa de la participación de un socio energético global, que ofrezca una propuesta de valor única a cada cliente, basada en la neutralidad tecnológica y en ofrecer la solución más adecuada a cada proyecto. En definitiva, el camino directo, seguro y rentable hacia un desarrollo sostenible y carbon neutral.