Movilidad Eléctrica: mucho avanzado y mucho más por avanzar

La movilidad eléctrica es hoy una tecnología madura, que todavía tiene por delante retos importantes por resolver, pero que en estos últimos diez años ha evolucionado de forma exponencial y cuya proyección es indiscutible. Que el primer Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica que ha puesto en marcha el Gobierno de España sea el referido a la Automoción y enfocado al vehículo eléctrico y conectado, pone de relieve la importancia que para nuestro país supone la revolución industrial, tecnológica y de servicios que el sector está afrontando y que se plantea como una oportunidad histórica para asumir a escala mundial un liderazgo hacia la movilidad eléctrica, conectada, compartida y autónoma. Ello coadyuvará a que la iniciativa privada asuma, en la cadena de valor del vehículo eléctrico, las inversiones necesarias para fabricar no solo más modelos electrificados, sino también para impulsar la industria de componentes y los proyectos estratégicos en el ámbito de las baterías, de la industria minera y de las tecnologías de la información y la comunicación, con el fin de hacer del nuestro un país líder como hub europeo de la electromovilidad.

Los operadores de recarga prevén, igualmente, inversiones ambiciosas, en torno a 3.000 millones de euros hasta 2030, para el despliegue de infraestructuras de recarga de acceso público, siempre y cuando se derriben las barreras administrativas en la concesión de licencias y permisos, que hoy día lastran su instalación y operación. El vehículo eléctrico es mucho más que movilidad sostenible. Lo es, por cuanto es cero emisiones en la propulsión y el mix energético en España está en torno a un 70% descarbonizado, sumando la nuclear y las energías renovables, que prevén un crecimiento exponencial en los próximos años en base a los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima y que pasan por lograr que, en 2030, el 74% de la generación eléctrica sea renovable y que, en 2050, alcance el 100%.

Pero, sobre todo, el vehículo eléctrico es eficiencia energética para el impulso de las energías renovables, la generación distribuida y el almacenamiento energético, siendo el único sistema de propulsión capaz de interactuar con el sistema eléctrico no solo para tomar electricidad aprovechando las señales de precio y una generación descarbonizada, sino también para entregarla al sistema, al edificio o al hogar en horas pico de demanda y reduciendo la dependencia de las energías fósiles, gracias a la bidireccionalidad de la recarga, y eso es algo crucial en un mundo hacia el que vamos, con cada vez mayor demanda de servicios basados en la electricidad.