Los ciclos combinados, pieza clave del ‘mix’ energético español a 2030

Los ciclos combinados juegan un papel fundamental en la cobertura de la demanda de electricidad en España. Otorgan al sistema una capacidad de respaldo esencial, muy particularmente gracias a su capacidad casi instantánea de producir electricidad. En momentos en los que otras tecnologías de generación no están disponibles (por ejemplo en ausencia de energía solar fotovoltaica en las noches, o en ausencia de energía eólica en periodos muy anticiclónicos) los ciclos combinados entran en escena y garantizan el suministro eléctrico todas las horas del año.

Los objetivos del Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC) fijan un gran desarrollo de generación eólica y solar, que conlleva la necesidad de una robusta capacidad de respaldo para cubrir su posible ausencia. Este gran desarrollo verde va apoyado irrenunciablemente en el gas, dado que el PNIEC establece que los 26 GW de ciclos combinados existentes hoy deben permanecer en el sistema a 2030. Por tanto, los objetivos de transición ecológica de nuestro país no son alcanzables sin ciclos combinados. España apuesta por un mix energético muy diversificado en el que todas las tecnologías de generación sumen, evitando inversiones adicionales que no sean eficientes para el sistema. Y los ciclos combinados ya existentes son esenciales para transitar hacia un mundo neutro en carbono, dentro del esquema de sostenibilidad económica, tecnológica y medioambiental que el PNIEC define.

Desafortunadamente, la volatilidad introducida en el precio de la energía por la gran penetración de energía verde compromete mucho la viabilidad económica de los ciclos combinados. Por eso, la regulación del sector -en continua coordinación con los estándares europeos de diseño de mercados- debe actuar en consecuencia con los objetivos PNIEC y poner en marcha con urgencia mercados de capacidad. Sin alterar las dinámicas de competencia entre tecnologías y contando con todas ellas, es necesario reconocer a través de mecanismos regulatorios el valor clave de la capacidad firme que los ciclos ya hoy ofrecen al sector. Sólo de esta manera se podrá garantizar un desarrollo equilibrado del sistema eléctrico a 2030. Los ciclos combinados son ejemplo de una transición energética justa puesto que generan riqueza y desarrollo local en las zonas donde están presentes, a la vez que operan al servicio de un sector eléctrico más eficiente, más limpio y sostenible para todos. Desde APRIE confiamos en que la Administración desarrolle de manera urgente señales concretas de apoyo a su permanencia.