La transición energética y sus retos normativos

El sector energético español está inmerso en una transformación de extraordinaria relevancia, impulsada por los compromisos de descarbonización asumidos por España y por el conjunto de la Unión Europea. Los exigentes objetivos fijados en la reciente Ley 7/2021, de 20 de mayo, de cambio climático y transición energética (que prevé que en el año 2030 la penetración de energías renovables sea de, al menos, un 42% y que el peso de la generación renovable en el sistema eléctrico sea de, al menos, un 74% en 2030 y del 100% en 2050) no solo requerirán la canalización de una considerable inversión pública y privada, sino que también precisarán de los necesarios desarrollos normativos que acompañen e, incluso, se anticipen a los avances técnicos.

En este sentido, son muchos los retos que afronta el sector energético. Por solo citar algunos, parece indispensable el desarrollo del almacenamiento de energía eléctrica como herramienta necesaria para la integración de un creciente parque renovable, y ello, tanto en el plano tecnológico como, especialmente, en el de su regulación, todavía incipiente. Igualmente lo es el desarrollo normativo de los gases renovables, con particular referencia al hidrógeno verde en su doble vertiente de sustitutivo de otros combustibles fósiles e instrumento de almacenamiento de energía eléctrica, así como el desarrollo de un nuevo marco normativo y retributivo que propicie el desarrollo de la eólica marina, una vez que los avances técnicos en las estructuras flotantes permiten subvenir a las limitaciones de nuestra plataforma continental.

También se ofrece como necesaria la regulación y desenvolvimiento de figuras tales como la agregación independiente y las comunidades de energías renovables, que pueden cobrar relevancia en la asunción por los consumidores del necesario papel activo que les atribuye la nueva regulación comunitaria y, con ello, hacerles en mayor medida partícipes de las ventajas inherentes al desarrollo de las energías renovables. Y en esta misma línea, uno de los retos esenciales será el de garantizar la adecuada conciliación entre el cumplimiento de los objetivos de despliegue de energías renovables y la salvaguarda de la biodiversidad y del patrimonio natural, así como el de propiciar que la población de los territorios donde se ubican pueda participar, directa o indirectamente, de la riqueza con ellos generada, a fin de disipar eventuales resistencias, reactivar su economía y combatir la despoblación de lo que se ha dado en denominar la España vaciada.