La transición energética: reto y oportunidad para las empresas españolas

El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) establece, para 2030, el objetivo de que la energía renovable aporte el 42% de la energía final consumida en España y el 74% de la electricidad. Las empresas son responsables del 60% del consumo mundial de energía, por tanto, deben asumir el grueso de las acciones necesarias para lograr este cambio. Por ello, España tiene ante sí un reto importantísimo que requiere la implicación de diversos agentes sociales: empresas, administraciones públicas e individuos deben alinearse para completar una transición energética que pueda efectuarse con todas las garantías. Además, nuestro país tiene la mayor irradiación solar de Europa, por lo que tiene la oportunidad de consolidarse como uno de los mercados líderes en el ámbito de la energía solar, además de muchas otras.

¿Y cómo pueden las empresas industriales o comerciales alcanzar sus planes de sostenibilidad y, al mismo, tiempo reducir su factura energética? Es posible que muchas empresas no sean conscientes de que pueden integrar los sistemas fotovoltaicos en sus procesos de forma mucho más sencilla de lo que imaginan y con soluciones financieras adaptadas a las necesidades de cada compañía. Por ejemplo, instalando paneles solares en la cubierta de un edificio o en el suelo de un terreno cercano para posibilitar el autoconsumo mediante la instalación de marquesinas fotovoltaicas y combinándolas con puntos de recarga para vehículos eléctricos. La compra de energía se puede conseguir mediante un contrato PPA, renting o leasing. Por tanto, las empresas pueden reducir su factura energética gracias a la generación de su propia energía limpia. Así, evitan depender de la volatilidad del mercado eléctrico y favorecen a las comunidades en las que operan mediante la generación de empleo local y cualificado. Además, pasan a formar parte activa de la lucha contra la crisis climática.

Otra gran oportunidad se encuentra en nuevas aplicaciones, como la flotante fotovoltaica y la agro-fotovoltaica. Ambas tecnologías se han revelado ya como alternativas altamente sostenibles en lugares como Países Bajos, Francia o Alemania. Gracias a la innovación y las economías de escala, ya hemos logrado que el coste de generar electricidad a partir de fuentes renovables sea competitivo. Ahora, el reto está en hacer ver a todos los agentes sociales la gran oportunidad que supone la energía limpia: nos da la ocasión única de posicionarnos como líderes en un contexto de economía verde y sostenible.