La oportunidad de convertirnos en referente

En este 2021 estamos inmersos en un cambio de década que marcará un antes y un después en nuestros hábitos de consumo, en nuestro desarrollo energético y en un nuevo modelo económico. Las nuevas generaciones exigen, por derecho, un planeta más sano, con un aire más limpio y aguas más transparentes. El libre de plástico se impone, la neutralidad en carbono y la economía circular se abren camino en una sociedad donde las 4 R son, ya, insuficientes. Sin embargo, el final de las energías fósiles está todavía lejano, a pesar de que la UE ha marcado el 2050 como el año clave para la imprescindible descarbonización, que no podrá ser si no va acompañada de una apuesta decidida y real por las energías renovables. La pandemia que irrumpió en todo el mundo en 2020 ayudó a ver esa transición como urgente y necesaria, más de lo que algunos quisieron admitir no hace mucho. Pero, pese a este convencimiento, todavía existen obstáculos que ralentizan el salto real a una economía verde y respetuosa con nuestro entorno, ya sea el más próximo o aquel más lejano, incluso de otro continente.

Necesitamos una apuesta más valiente y disruptiva por parte de todas las administraciones, con mecanismos ágiles y rigurosos que posibiliten llegar a ese 2050 con los objetivos cumplidos, con los deberes hechos en materia energética y en la protección de la biodiversidad del planeta. Y, como sociedad, debemos entender que todo desarrollo lleva aparejados pros y algún contra. En la balanza positiva es donde debemos poner el acento, de lo contrario perderemos una oportunidad histórica para hacer de nuestro país un referente internacional tanto en generación de renovables como en el cuidado del medio ambiente. España tiene una riqueza en recursos renovables (sol, viento, agua y biomasa) y una excelente capacidad productiva con una industria muy competitiva. Con el Pacto Verde Europeo y el impulso a las energías verdes por parte de EEUU, se abre una gran ventana, de carácter internacional, a través de la que podemos ser referente en conocimiento, industria, productividad, calidad y diseño. Como sector tenemos mucho de lo que sentirnos orgullosos.

Aprovecho aquí la oportunidad para destacar una vez más el potencial que tenemos como país en energía eólica, con especial atención a la tecnología marina flotante, llamada a ser una de las principales palancas de esa economía verde que debe marcar el futuro mundial. En nuestro haber tenemos zonas de gran recurso como Canarias o Galicia y una industria preparada para desarrollar toda la cadena de valor. Es el momento del impulso a este sector, no de moratorias que pueden dejarnos en desventaja con otros países. La eólica flotante ha pasado ya de la fase de prototipos a la capacidad comercial, lo que nos sitúa en una posición privilegiada para hacer de este sector una palanca tractora de la reactivación económica, que debe ser, sin duda, Green.