La energía que transformará el mundo

En los últimos meses, las principales economías del mundo han reaccionado a la creciente demanda social e institucional de descarbonizar con urgencia nuestros modelos socioeconómicos, tomando medidas concretas para aprovechar las oportunidades y la capacidad de transformación que la transición energética ofrece. Al frente del cambio está la Unión Europea, que ha trazado el marco normativo necesario para lograr la neutralidad climática en 2050. Los objetivos son claros y ambiciosos y el paquete Fit for 55, presentado por la Comisión, demuestra que Europa está actuando con urgencia y optimismo. Ahora, los países deberán responder y desarrollar las políticas y medidas necesarias para agilizar esta transformación.

Fit for 55 representa un revulsivo para una economía verde, en la que el ciudadano será clave para consolidar un consumo sostenible, electrificando la demanda en usos como el transporte y la calefacción. Organismos como la AIE o la consultora AFRY apuntan en informes recientes que la electrificación es la base de la nueva economía sin carbono. Solo descarbonizando oferta y demanda, con alianzas que impliquen a todos los sectores, lograremos un futuro sostenible para las nuevas generaciones, con empleos estables y de calidad. Este contexto abre enormes oportunidades para quienes desempeñan ya un papel clave en la construcción de este futuro: nuestra industria y nuestros jóvenes. Así lo estamos constatando con nuestras inversiones verdes, como es el caso de la eólica marina, con la que estamos impulsando la transformación de empresas, como Navantia o Windar, que se están convirtiendo en líderes globales en infraestructuras para la eólica marina; o el hidrógeno verde, clave para descarbonizar aquellos sectores difícilmente electrificables, como los procesos industriales y el transporte pesado.

En esta dirección van también los fondos europeos Next Generation EU, que actuarán como acelerador del cambio si, como se ha anunciado, se destinan a sectores de gran potencial de crecimiento, anclados en la transición energética y la digitalización. Junto con Europa, otros mercados están apostando fuerte por la recuperación verde, como es el caso de Estados Unidos, Reino Unido y Japón, que avanzan con ambiciosos objetivos que acelerarán el necesario cambio de modelo productivo.

La energía que moverá y transformará el mundo será verde, pero queda mucho por hacer. Hay que actuar con urgencia, sumando las capacidades públicas y privadas. Debemos seguir invirtiendo en renovables, redes eléctricas y almacenamiento, y afrontar la electrificación de forma integral e innovadora. También es necesario abordar reformas fiscales determinantes -bajo el principio de quien contamina, paga-, que hagan atractivas las soluciones renovables en el transporte, la edificación y la industria. En Iberdrola creemos que la transición energética, la reindustrialización y la digitalización son una oportunidad en la que todos, ciudadanos y empresas, debemos participar. Una transición que seguiremos liderando como motores del cambio, con inversiones de 150.000 millones de euros hasta 2030.