Hacia un nuevo sistema energético más sostenible y económico

El sector de la energía vive un momento de transformación, probablemente, sin precedentes, en el que debe conjugar su imprescindible aportación social, ofreciendo a los ciudadanos una energía accesible, asequible y de calidad -suministrar energía significa contribuir al desarrollo económico y social y al bienestar de todos los habitantes del planeta- con la obligación de hacerlo de una manera limpia, sostenible, eficiente y responsable como actor principal en la lucha contra el cambio climático. Para lograrlo, diría que se enfrenta a grandes desafíos que podemos llamar las “4D”: descarbonización, descentralización, demanda y digitalización.

Por lo que se refiere a la descarbonización, el Acuerdo de París de 2015 generó una oleada de concienciación sobre la emergencia climática. Cinco años después, el objetivo es lograr una sociedad neutra en carbono para 2050. Se trata de un objetivo exigente que todos, desde nuestras diferentes perspectivas, debemos comprometernos a alcanzar. En este sentido, en 2020, TotalEnergies anunció su objetivo de alcanzar la neutralidad de carbono en sus operaciones para 2050 y posicionarse en el Top 5 mundial en energías renovables. Esto supone reinventar la energía o, lo que es lo mismo, promover las energías renovables y descarbonizadas -solar y eólica, biomasa, hidrógeno, etc.- acelerando su despliegue e invirtiendo en I+D e innovación en nuevas energías. Esta evolución se apoya en una normativa destinada a limitar el uso de las energías fósiles y a encarecerlas, por ejemplo, mediante la introducción de un precio del carbono.

Por lo que se refiere a las siguientes “D”, la “descentralización” de la producción, por un lado, y la capacidad de la “demanda” para participar en la gestión de los mercados y las redes, por otro, podrá hacer que los consumidores tengan un papel mucho más activo y decisivo en la gestión del sistema a través, por ejemplo, de las posibilidades que ofrece el autoconsumo o apostando por la movilidad eléctrica. Y todo esto será posible gracias a una última D, la “digitalización”: cada vez más las compañías que están en contacto con el cliente final buscan la manera de convertir los datos en ahorro para los usuarios y otras ventajas que suponen menores costes para las personas y sostenibilidad y eficiencia para el sistema. De esta forma, compañías y clientes trabajarán juntos en nuevo sistema eléctrico que deberá ser mucho más sostenible y barato.