Futuro energético: integración, tecnología y regulación clara

La Agenda 2030 establece en su ODS 7 hacia dónde debe encaminarse el sector energético: garantizar el acceso a una energía “asequible, segura, sostenible y moderna”. Las evidencias respecto al cambio climático hacen imprescindible avanzar lo más rápido posible en la consecución de este objetivo, pero garantizando al mismo tiempo el acceso a la electricidad. Por ello, a la necesidad de una producción energética descarbonizada hemos de añadir el resto de condiciones que establece Naciones Unidas. Para cumplirlas, es importante tener una visión integradora de las tecnologías disponibles y entender el papel de cada una de ellas en el reto de la sostenibilidad. Vivimos un proceso de transición que avanza rápido, pero que debe ir paso a paso, no podemos pretender alcanzar mañana unos objetivos propuestos para 2050. Y, mientras avanzamos, debemos recurrir a tecnologías eficientes, porque la eficiencia es una de las claves de la sostenibilidad.

Para diseñar el modelo energético de futuro debemos analizar primero la situación, de modo que seamos capaces de mantener las fortalezas del sistema actual y enfrentar sus debilidades. El mix energético español, uno de los mejor compensados del mundo, combina tecnologías muy eficientes con energías renovables no gestionables como la eólica y la fotovoltaica, que son dependientes del clima o las horas del día. Con ello, se logra un equilibrio que garantiza el suministro constante de energía asequible. La composición de este mix energético tiene en cuenta todas las fuentes que contribuyen a la sostenibilidad del sistema y del planeta, ya sea porque no generan emisiones o porque, siendo imprescindible su uso, las reducen en un alto porcentaje, como es el caso de la cogeneración de alta eficiencia con reducción de emisiones de CO2. A día de hoy, no parece viable prescindir de unas o de otras si no se quiere comprometer el desarrollo industrial, fuente de riqueza y de empleo.

El futuro del sistema energético necesita dos cosas: mantener esta visión integradora y continuar con la mejora de las tecnologías actuales mediante el desarrollo de nuevas fuentes como el hidrógeno verde y la puesta en marcha de soluciones de economía circular. Esta última resuelve, al mismo tiempo, dos retos ambientales: la gestión de residuos y la generación de energía limpia. Pero nada de esto podrá hacerse sin una regulación clara. Lo sabemos bien los cogeneradores, un sector altamente eficiente y medioambientalmente sostenible que no solo está viendo condicionado su presente a causa de ese vacío regulatorio, sino que también puede llegar a ver comprometido su desarrollo futuro y su contribución a la sostenibilidad si no se toman medidas como el “plan renove”, que los sucesivos gobiernos, independientemente de su color político, parecen haber echado al olvido desde 2013.