El mundo necesita a petroleras y gasistas en el camino a emisiones cero

La sociedad demanda, desde hace décadas, un crecimiento sostenible y respetuoso con el medio ambiente que permita a familias, empresas y países aumentar sus niveles de riqueza y confort sin dañar el medio ambiente. Esta conciencia social es aún mayor después del Covid. El mundo desarrollado quiere crecer cuidando el planeta, hoy más que nunca. La reacción natural a esta sensibilidad social ha sido un estado de opinión pública contrario al uso de combustibles fósiles, que se asocian con las emisiones de gases de efecto invernadero, así como un crecimiento de los fondos ESG que solo invierten en empresas con planes reales de respeto al medio ambiente y RSC.

En el mundo se emiten a la atmósfera 51.000 billones de toneladas de gases de efecto invernadero. Los combustibles fósiles utilizados para transporte, calefacción y generación de electricidad emiten el 55% del total. Industrias como el cemento, el acero, los fertilizantes, el cárnico y otras, emiten el resto. La tecnología actual permitiría reducir el uso de combustibles fósiles en algunos sectores. El transporte podría beneficiarse de vehículos eléctricos, la generación de electricidad podría reducir su dependencia del gas y aumentar las fuentes renovables, las calefacciones podrían dejar de usar gas y gasóleo con calderas eléctricas en industrias, edificios y casas particulares. Este proceso necesita tiempo. No se puede obligar a las personas a comprar coches eléctricos, ni a cambiar las calderas de gas de sus casas, ni a pagar más por electricidad de fuentes renovables. No se puede obligar a las empresas a renovar sus sistemas de generación de energía para dejar de usar combustibles fósiles. Se puede motivar y ayudar, pero se necesita tiempo.

Se puede instalar generación renovable -parques eólicos, fotovoltaicos, etc.- pero, al ritmo actual, se tardaría más de 30 años ya que no hay capacidad para fabricar ni instalar más rápido. Esta capacidad aumentará, seguro, pero también las necesidades energéticas de un mundo en el que los países en vías de desarrollo también quieren consumir energía y aumentar su nivel de vida. No conseguiremos un mundo verde sin la participación de petroleras y gasistas. Sabemos que el negocio va a cambiar. Suministraremos los combustibles fósiles necesarios acompañando el proceso de descarbonización y suministraremos nuevas formas de energía a medida que bajamos el peso de las emisiones globales. Este equilibrio es necesario para el cambio y solo con la colaboración de nuestro sector se puede llevar a cabo. Porque ya no somos petroleras ni gasistas, somos energéticas. El cambio está en nuestro ADN. También estoy seguro de que las industrias del cemento, acero, fertilizantes y las demás generadoras de emisiones aceptarán su papel en el cambio hasta llegar a emisiones cero y trabajarán para apoyarlo como las industrias extractoras y comercializadoras de combustibles fósiles hemos empezado a hacer.