El futuro es renovable

Hoy creo que ya nadie pone en duda que las renovables han de jugar el papel de protagonista del futuro del sistema eléctrico. La electrificación de la economía y el abandonar, en la medida que se pueda, los combustibles fósiles, ya no se pone en cuestión. Los que creímos hace alguna decena de años que ese era el camino, el presente nos ha venido a confirmar que estábamos en lo cierto. Prueba de ello es que compañías todavía basadas en energías fósiles se anuncian como las más renovables y, una gran mayoría, se publicitan suministrando energía de origen renovable (aunque sigan vendiendo la “marrón” a quien no le pide garantías de origen). Bienvenidos al club. Ese era uno de nuestros objetivos. Todos renovables. Cuando, además sea de verdad, habremos conseguido el más importante.

Un medio para que el ciudadano colabore en ese futuro de renovables y de ahorro y eficiencia, que deben ir parejos, es la política fiscal y la información, veraz por supuesto. La conclusión más importante del estudio que se encargó a una comisión de expertos que dirigió Jorge Sanz, fue que la política fiscal era el instrumento más eficaz para hacer una transición energética justa. Recientes encuestas han mostrado que la sociedad civil aceptara mayoritariamente impuestos “verdes” que sirvan para mejorar nuestro medio ambiente. Eso no significa que tengamos que pagar más. Si se recauda por un concepto muy necesario, es posible que se pueda bajar algún otro que ayude a la creación de empleo, hoy necesidad imperiosa.

Este Gobierno ha promovido el FNSSE, que es una medida muy apropiada, pero se me antoja todavía tímida. Debía de formar parte de unas medidas más amplias y concretas para llegar a los objetivos que se demuestran inalienables. No es fácil, pero en ese aspecto nos tendrá a su lado. Estamos metidos de lleno en dos auténticas guerras mundiales. La pandemia del Covid-19 y los riesgos del cambio climático del que ya tenemos muestras diariamente. Y ha llegado la hora de tomárselo en serio. Al Covid le estamos venciendo, aunque se pierda alguna batalla. Al cambio climático, todavía, en mi opinión, no le dedicamos la atención y los recursos que debemos.

Un elemento necesario para poder lograr los objetivos de renovables, ahorro y eficiencia y contribuir a la lucha contra el cambio climático, es establecer una metodología sencilla y uniforme para que los ciudadanos conozcamos la huella de carbono de los productos y servicios que usamos, para que tengamos la libertad, a través del conocimiento de esa huella, de elegir aquellos que causen un menor impacto. Esa huella también sería muy útil para aplicar una fiscalidad que acelere ese futuro, que ya es presente, de los objetivos de este Gobierno, que debían de ser los de cualquier otro que le suceda, sea del color que sea. Aquí tenemos que ser todos verdes.