Descarbonizar hoy para ser neutros en carbono en 2050

La descarbonización es uno de los mayores retos globales del siglo XXI y el principal que afronta el sector energético, algo que a estas alturas está claro y fuera de toda duda. Un desafío cada vez menos de futuro y más de presente, especialmente ahora que el Covid-19 y los planes de reconstrucción económica y social europeo y español han acelerado esta transformación a un ritmo nunca visto. Que el objetivo final de alcanzar la neutralidad en carbono en 2050 o antes no nos despiste: para llegar con éxito a esa meta es crucial lo que hagamos hoy. Estamos ante un reto urgente e inaplazable, que exige que descarbonicemos ya cuanto sea posible y aprovechando todas las tecnologías a nuestro alcance. Todo el CO2 que dejemos de emitir hoy contribuye a reducir las emisiones netas totales, pues esto no es una cuestión de flujo sino de stock.

La clave estará en ser capaces de manejar simultáneamente un telescopio con el que no perdamos nunca de vista ese ambicioso horizonte a 20 o 30 años vista, y un microscopio con el que enfoquemos nítidamente todos los avances que debemos ir haciendo en el corto plazo. Ese sentido del equilibrio va a ser fundamental también para concretar cómo vamos a llevar a cabo esa transición energética. Porque se trata de alcanzar los objetivos europeos de descarbonización a la vez que generamos nuevas oportunidades de negocio y de crecimiento económico, hacemos más competitiva y sostenible nuestra industria, creamos empleo y valor para los territorios, cuidando a la vez la biodiversidad... se trata, en definitiva, de reinventar nuestra economía hacia un modelo más sostenible. Con una transición justa, inclusiva y con consenso social.

Las empresas tenemos también la responsabilidad de ser motor de esta transformación, siendo conscientes de que nuestro futuro pasa por ser más sostenibles. En el sector energético tenemos mucho trabajo hecho, con la sostenibilidad plenamente integrada en nuestras estrategias desde hace años, y eso nos está permitiendo ahora contribuir muy activamente al proceso de descarbonización. En Enagás lo estamos haciendo con un foco interno y externo. Nuestro plan para eliminar nuestra propia huella de carbono nos ha permitido ya reducir nuestras emisiones un 63,2% desde 2014 y adelantar a 2040 nuestro objetivo de neutralidad. Pero lo más importante es que podemos contribuir, como compañía de infraestructuras, a los objetivos globales de neutralidad climática con el desarrollo de nuevas tecnologías energéticas que van a ser esenciales para conseguirlo, como el biometano y el hidrógeno.

En este camino deseo que nos siga acompañando, como testigo y narrador de esta enorme tranformación, elEconomista Energía, una revista imprescindible en el ámbito energético. Mi más sincera enhorabuena por estos 100 números y nueve años reflejando con tanto rigor la actualidad y evolución del sector.