Colaboración: clave para el reto de la descarbonización

Sabemos que la energía ilumina, calienta y enfría hogares, hace que la industria produzca sus bienes, transporta y conecta personas y mercancías. Permite oportunidades para un crecimiento de la población que busca mejorar su calidad de vida. Es el ingrediente vital de todos los productos y servicios que muchos de nosotros damos por sentado en nuestra vida cotidiana. Hoy nos encontramos ante un doble desafío: cómo hacer una transición hacia un futuro energético bajo en carbono que nos permita gestionar los riesgos del cambio climático y, al mismo tiempo, extender los beneficios de la energía a todos los habitantes del planeta. Este desafío requiere cambios en la forma en que la energía se produce, se utiliza y se hace disponible a una población que se estima crecerá en un 30% de aquí al año 2050, a la vez que requiere que se reduzcan drásticamente las emisiones.

Necesitamos cambios fundamentales en toda la economía mundial, especialmente en la generación de energía, transporte, edificios e industria, las cuatro áreas principales en las que se consume energía y donde se producen una cantidad significativa de emisiones de CO2. Por ello, identificar las barreras y dilemas que impiden a un sector económico actuar es imprescindible y solo es posible si todas las partes involucradas trabajan juntas para formar coaliciones en toda la cadena de valor, sector por sector, con el apoyo de gobiernos, para encontrar soluciones viables para acelerar la descarbonización. Así pues, los gobiernos desempeñan un papel importante, a través de la regulación y las políticas, pero necesitan ayuda y esas coaliciones sectoriales deberían de actuar como catalizador.

En Shell, anunciamos en 2020 nuestro ambicioso objetivo de convertirnos en un negocio energético con emisiones netas cero para 2050. Esto significa ofrecer a los clientes más productos bajos en carbono, desde electricidad renovable hasta carga para vehículos eléctricos e hidrógeno. Nuestro objetivo es reducir la intensidad de carbono de los productos energéticos que vendemos en un 100% para 2050, en sintonía con lo que la sociedad demanda. Esto incluye las emisiones asociadas con la producción, el procesamiento, el transporte y el uso final de nuestros productos, así como de la energía que necesitamos. Significa que cualquier emisión de gases de efecto invernadero de nuestros procesos que no se pueda evitar será capturada o compensada utilizando la tecnología y la naturaleza. Estamos sumamente comprometidos con esta transición, junto a nuestros clientes, ayudándolos a reducir su huella de carbono. Porque el mundo debe lograr el objetivo del Acuerdo de París. Y si los proveedores y usuarios de energía, la oferta y la demanda, no toman medidas coordinadas, no me cabe duda de que el tiempo se nos agotará. Este es el momento de actuar juntos.